lunes, 23 de julio de 2007

Serpientes || Algo sobre las serpiemtes

“La serpiente, el más astuto de todos los animales del campo que Yahvéh-Dios había hecho, dijo a la mujer, ¿Con que os ha dicho Dios: No comáis de ningún árbol del paraíso? Respondió la mujer a la serpiente: Del fruto de los árboles del jardín podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del jardín dijo Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, para que no muráis. Dijo la serpiente a la mujer: no moriréis, al contrario, Dios sabe que el día que comáis de él se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal. Vio la mujer que el árbol tenía frutos sabrosos y que era seductor a la vista y codiciable para conseguir sabiduría, tomó de sus frutos y comió y dio también a su marido, que estaba con ella, y que igualmente comió de él. Se abrieron entonces los ojos de ambos, y al darse cuenta que estaban desnudos, cosieron hojas de higueras y se hicieron unos ceñidores.
Enterado Yahvéh-Dios, la desobediencia, después de castigar al hombre y a la mujer, dijo a la serpiente: Por haber hecho esto, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu vientre, te arrastrarás, y el polvo comerás todos los días de tu vida... (Génesis Cap. III).
En toda época, el hombre sintió repulsión por la serpiente. El Señor la maldijo cuando echó a Adán y Eva del paraíso terrenal. La tradición y la leyenda la señalan como un emblema de la traición y de la mente perversa puesta al servicio del pecado, y los mitos le atribuyen una inteligencia diabólica. Pero la serpiente no es hipócrita ni astuta: sólo la guía su instinto de conservación, y hay muchos animales más crueles que ella.
El estudio de su organización y costumbres nos revela una vida biológica interesantísima e insospechada, manifestaciones vitales asombrosas y desconcertantes. Creencias y leyendas “probadas e indiscutibles” afirman: fascinador, fulminante e irresistible poder para inmovilizar a la presa antes de tragarla. Que persiguen al hombre; que a raíz de su afición por la leche maman de la ubre de la vaca y hasta de los pechos de las mujeres, sustituyendo al niño, dándole la cola a este a modo de mamadera (por la distribución de sus dientes y la forma de sus labios, es imposible); que pican con la cola o la lengua (las víboras no pican, muerden); que antes de entrar al agua depositan su veneno en las hojas de la costa, para después al salir recogerlo. Que hipnotizan al hombre y a los animales y gigantescas y potentes boas, habitantes de selvas y ríos, atacan a hombres y animales triturándolos para luego tragarlos. Felizmente el estudio de éstas nos revela una realidad muy distinta, desvaneciendo leyendas y creencias.
La mayoría de las serpientes son especies inofensivas, culebras mansas y muchas veces útiles, muy útiles, pues se alimentan de larvas, insectos, miriópodos, saurios. Generalmente a las inofensivas se las llama culebras.
Las culebras son ligeras y cuando se las ataca generalmente tratan de escapar, a veces se defienden en resorte; algunas especies trepan a los árboles. Su cabeza es elipsoidal u ovalada, cubierta con placas grandes en escudo. Ojos y pupilas circulares, no poseen orificio loreal. Cuello apenas insinuado, cuerpo cilindroide y sutil, la cola no se diferencia del cuerpo, es larga y afilada.
Las serpientes de foso (foso loreal), llamadas así por un pequeño orificio ubicado entre el ojo y el orificio nasal, tienen estas características principales: cabeza triangular, con placas pequeñas y carenadas, cuello diferenciado y afinamiento brusco y abrupto de la cola; de costumbres nocturnas o crepusculares, por eso sus pupilas son elípticas verticales, las escamas de su cuerpo son carenadas; su color generalmente es oscuro, de movimientos lentos, y no huyen cuando se as ataca.
Este es en parte el fantástico mundo de estos animales a quienes Jehová los maldijo, y por los que el hombre siente repulsión y miedo, pero que a medida que los conoce, aprende a respetarlos y quererlos.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

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