lunes, 23 de julio de 2007

Ñandú

En todo el país, pueblos de distintas culturas utilizaron al ñandú por los abundantes recursos que brinda. Excelente fuente de proteínas y grasas; plumas de gran tamaño que posibilitan diversos usos, etcétera. Animal de tales características no podía dejar de tener un sitio en las regiones nativas, creencias y artes curativas.
La caza del ñandú es muy común al poseer abundante carne cada ejemplar. Los indígenas del Nordeste consumían todo el animal, normalmente asado. Para los tehuelches fue la dieta preferida; la forma más frecuente era abrirlo, llenarlo de piedras calientes y después cocerlo a las brasas, o cortarlo en trozos y asarlo en grandes ollas; a la carne también solían secarla al sol o salarla para conservarla para tiempos de poca caza; además la grasa se guardaba para acompañar la carne seca o salada, o bien la molían junto con la carne para cuando escaseaba el alimento fresco. Los criollos comen únicamente los alones y el anca, utilizando la grasa como lubricante para los lazos y otros artículos de cuero. Con la piel del cuello, que la extraen entera, confeccionan tabaqueras y con el resto hacen alforjas y bolsos. Los huevos son de gran tamaño, y resultan otra fuente de alimento muy codiciada, preparándolos de diversas maneras. En las regiones nativas, el ñandú es asociado con los fenómenos climáticos.
En la medicina popular tiene varias aplicaciones, en especial para dolores musculares o mala circulación. Se usa la grasa para frotar la parte afectada. Para trastornos gastrointestinales utilizan el estómago seco y molido, que es rico en pepsinas digestivas.
Vulgarmente se lo conoce como “ñandú”, “ñandú guazú” (en guaraní “ñandú” araña y “ñandú” grande). Los indios pampa lo llamaban “cholque” o “chuque”, denominación que en la región aún conserva; en Tucumán, La Rioja, Salta, Jujuy, ave de tormenta; a los polluelos los denominan “chatos”, “chantos” y “charabones”; avestruz es el nombre más vulgar con que se lo conoce, por su semejanza con el africano.
Su aspecto es muy peculiar, los rasgos de su anatomía y algunas costumbres atípicas lo agrupan junto a otras especies en el grupo de las aves primitivas.
De gran tamaño, patas muy largas, alas inútiles para volar y de cuello extraordinariamente largo.
El ñandú habita sobre estepas, también en montes, bosques y praderas, prefiriendo medios que les proporcione refugio para esconderse y visualizar a los depredadores.
Es incapaz de volar, sus alas son rudimentarias, con las rectaces atrofiadas y el esternón carente de quilla; pero en cambio es un corredor sumamente veloz, cada paso cubre una distancia de 1,70 metros en carrera, aproximadamente, manteniéndose en equilibrio con la ayuda de sus alas, desplazándose en zig-zag, para gambetear al enemigo: los obstáculos que pueda encontrar en su carrera puede sortearlos con mucha facilidad, como zanjas y alambradas.
De vida apacible y rutinaria, fuera de la época de reproducción, gran parte del día se dedica a alimentarse, con caminar lento, comiendo semillas, frutas, granos, insectos, reptiles, langostas, pichones de aves, pequeños mamíferos, hasta se encontraron en su estómago objetos metálicos y guijarros.
Además del tiempo que dedica a alimentarse, ocupa gran parte al cuidado de sus plumas, que en el cortejo sexual, el macho hace gran exhibición de ellas.
En las horas de mayor temperatura, el ñandú se hace baño de polvo, que le sirve para remover los parásitos externos que se le instalan en la piel.
Hembras, machos y los jóvenes comienzan las luchas hacia fines de julio. Los machos lo hacen para conseguir formar el harén de las hembras, en esta época se tornan agresivos, emiten sus llamados graves y potentes, corriéndose entre ellos, entablándose feroces luchas; estas terminan cuando el macho vencedor lo persigue hasta los límites de su territorio.
Una vez consolidado el grupo familiar, el macho se les acerca, cabeza gacha, alas desplegadas y las plumas de la cabeza, cuello y del cuerpo erectas, repitiendo esto varias veces al día; las hembras son cortejadas una por una, mostrando indiferencia al principio y cuando se sientan demuestran que aceptan la copula. Después que el macho ha frecuentado a todas las hembras, comienza a preparar el nido, en un lugar seco y llano, escarbando el piso hasta formar un hoyo de unos 60 centímetros de diámetro por 15 de profundidad, recubriéndolo con pastos. Cada hembra pone de 8 a 10 huevos, estos son ovalados, de cáscara porosa, de unos 16 centímetros de largo por 11 de ancho, pesan 660 gramos, aproximadamente. (equivalen a unos 12 huevos de gallina)
El macho es quien incuba los huevos, apoyando su vientre sobre ellos y cubriendo el nido con sus alas para aumentar el calor. A los 35 o 40 días nacen los polluelos, estos picotean el cascarón hasta romperlos y así salir. Al nacer sus plumas son rígidas de color gris manchado. Estos son nidífugos, no permanecen más de 36 horas en el nido. Acompañan a su padre permanentemente a todos los lugares que este vaya. Al principio se alimentan de pequeños insectos y al mes comen como adultos.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

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