lunes, 23 de julio de 2007

Alcachofa

La alcachofa (Cynara cardunculus scolymus), a la que comúnmente llamamos alcaucil, se cree que derivaría del cardo (Cardurus).

Es una planta hortense que pertenece a la familia de las compuestas. Sus raíces son fusiformes, nudosas y retorcidas; el tallo es estriado, ramoso y de algo más de medio metro de altura.
Sus hojas son largas y algo espinosas, gruesas y de variadas dimensiones, acanaladas y muy recortadas, abriéndose al exterior, y de un color gris plateado.
Esta planta produce un fruto en forma de piña formado por escamas que encierran el germen de la flor; estos frutos son comestibles.
Las flores producen inflorescencias llamadas calátidas, cuyas bases juntamente con las hojas centrales constituyen la parte comestible. O sea que lo que se come del alcaucil sería el cáliz de la flor, que también se usa en la medicina.
El nombre de la alcachofa proviene del antiguo italiano “articiocco”.
Los antiguos pueblos ya se dedicaban a su cultivo sobre todo los griegos y romanos. Por ejemplo, en Francia, la difusión de este vegetal se remonta al siglo XV, pero su utilidad era considerada meramente ornamental. Recién a principios de este siglo pasaría a se cultivada como alimento, y hoy día la alcachofa francesa es tan bien considerada como la española, la italiano o la que proviene del África.
Además, en Francia es muy vulgar la carlina, que es antecesora de la alcachofa. Carlina acanto también se llama a la alcachofa silvestre. Entre las especies más conocidas está la “verde de Iaon”, la “alcachofa chata de Bretaña”, la “alcachofa de París” y la “violeta de Provenza”.
La reproducción de la alcachofa difícilmente se hace por semilla, pues resultaría de mala calidad, salvo cuando se quiera obtener una nueva variedad. Generalmente se reproduce mediante brotes que crecen en abundancia alrededor de la planta madre.
El terreno que se utiliza para la plantación de este nutritivo vegetal debe ser seco, preferentemente en climas suaves, pues los cambios bruscos de temperatura entorpecen su crecimiento. También cuando la temporada es baja o muy alta produce un elevado nacimiento de flores, que impide que el fruto madure adecuadamente.
El temperamento necesita mucho nitrógeno para que la planta crezca con fuerza y dé el fruto deseado; por eso el mejor abono para un buen resultado es el estiércol, además de una buena irrigación.
Podemos encontrar alcachofas con pocas, muchas e incluso ninguna espina, al igual que algunas con hojas de diversos tonos de verde, y también de violetas.
Esta es una planta delicada; por eso hay muchos insectos y enfermedades que pueden perjudicarla. Uno de los males más comunes es el conocido como Bremia lactucae. Esta enfermedad provoca manchas grises o pardas sobre las hojas, que a su vez roe las sustancias. Hay otras que producen el desecamiento de la hoja y la putrefacción de las raíces. También hay insectos que succionan la sabia de las hojas de las cabezuelas.
La alcachofa contiene un principio activo que es la cynara, que es utilizado en la terapéutica del hígado y de los riñones. También a los diabéticos se les aconseja una alimentación a base de alcachofas, que contiene una buena cantidad de vitaminas B y C.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

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