lunes, 23 de julio de 2007

Comadreja overa

No se sabe correctamente de donde proviene su nombre vulgar, pero posiblemente haya sido un bautismo criollo. Ya los españoles la conocían por “ zarigueya”, pero los quichuas le decían “múcamúca” , que en ese idioma significa taimada ó hipócrita en referencia a su facilidad para hacerse la muerta ante el peligro y en persecución. Aunque esa no es el único arma que esgrime la comadreja – también exhala olor nauseabundo-, pues dada su conformación y cola prensil trepa a los árboles con suma facilidad, es uno de los pocos marsupiales que practica el arte escénico. Hay quienes relatan que hasta la han golpeado – es tanto ésta fingiendo la muerte- y no han conseguido que este animalito se inmutara.

Los guaraníes la llamaban “mbicuré”, cuya significación es “hediondo”, para los mapuches es “Cuya” en lengua mocoví es “alolec”, pero en distintas partes de nuestro país, donde este pequeño marsupial se desarrolla, se lo conoce con nombres nada elogiables, tal el caso de ”zorra”, “zorra mochilera” y “raposa”, nombres que por lo general encierran otro significado, donde lo peyorativo no está ausente. No obstante, la comadreja ( Didelphys azarae, la última palabra es en homenaje al naturalista Félix de Azara, 1746-1841) es un animal tranquilo, de costumbres nocturnas, y que solamente cuando es atacado se lo ve abrir grande su boca y emitir un ronquido sin otra connotación que la de asustar a su perseguidor.
Su hábitat es, por lo general, en los huecos de los troncos de los árboles viejos ó secos, ya sea que ella colabora en hacerlos, ó que los ha encontrado hechos, pero también se la suele encontrar entre pilas de troncos y hasta en partes secas de árboles. Sus alimentos son variados estando las aves entre los preferidos. El que escribe, pudo ver a este animalito de rostro simpático atrapar una paloma torcaza y esconderse con ella hacia el fondo del tronco; al otro día, en la puerta de su madriguera quedaron unas plumas y pequeños huesitos por restos. En la isla Charigué, frente a nuestra ciudad, hay todavía cantidad de comadrejas en su medio natural.
Decíamos que la luz no era de su predilección como en caso de otros muchos animales, y esto quizás se deba a los peligros a que el animal se encuentra expuesto, ya sea por el hombre, que la considera perjudicial – puede también comer pollor pequeños- y por los amigos del hombre, los perros.
El naturalista Azara las llamaba “fecundas” por su capacidad de procreación: puede tener hasta trece crías, además de tener la misma cantidad de tetillas. Entre las extrañezas de esta marsupia ( que en latín quiere decir bolsa), señalemos que, en el caso de las hembras, sus órganos reproductores, tanto el útero como la vajina son dobles y convergen a un solo conducto; por lo que su nombre científico Didelphys en griego es comúnmente aceptado con dos matrices.
Decíamos más arriba que habita en zonas boscosas, pero no es extraño encontrarla en lugares serranos y donde haya piedras, que también son su resguardo: los casos de encontrar comadrejas en galpones, pilas de leños ó escombros son en cierta forma excepcionales, lo que habla además de una adaptabilidad al medio, como forma de conservación de la especie.
La comadreja es de color amarillento y la mayor parte de su cuerpo está cubierto por un pelo duro, negro, que recién en las puntas puede llegar al blanco, pero a su cabeza la cubre un pelo felposo, delicado y una mancha negra le enmarca los dos ojos y le llega hasta las orejas. No pesa más de un kilo y medio y tiene dedos provistos de uñas, con excepción de los pulgares.
Otra de sus extrañezas son sus crías: nacen trece ó más y parecen pequeñas larvas. A medida que las amamanta, comienzan a tomar forma. La bolsa de este marsupial le sirve no sólo para protegerlos y criarlos, sino también como refugio, a pesar de su crecimiento.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

No hay comentarios: