lunes, 23 de julio de 2007

Helechos || Los helechos y su mundo

Hay una gran cantidad de especies de helecho, más de 10.000, que crecen desde el trópico hasta el Círculo Polar Ártico.
Dentro de esta área, hay helechos de las más variadas formas y hábitat. Algunos toleran perfectamente las condiciones de una habitación, pues requieren humedad y sombra, otros no; unos necesitan temperaturas altas y otros, bajas; unos alcanzan hasta 15 metros y otros tan sólo unos centímetros.
Así pues, el cultivo y las necesidades individuales de los helechos, en general, varían de acuerdo a su hábitat.
En su mayoría, los helechos son decorativos y realmente exigen poco. Podemos decir que estas plantas figuran entre las más interesantes y exquisitas que encontramos en la naturaleza. Constituyen un elemento decorativo y muy atractivo para quien tenga paciencia, imaginación y buen gusto; sus formas graciosas y delicadas, sus magníficos tonos verdes y su serena belleza crean una atmósfera de relajación y delicadeza.
Para llegar a comprender mejor el reino vegetal, extenso y variado, pues existe una gran cantidad de especies, son de gran importancia el ordenamiento, la definición y la clasificación. En botánica se admiten cinco grupos o tipos, que son: esquizofitas, microscópicos, dotados de una sola célula; talofitas, que carecen de raíces, tallos, hojas y frutos; briofitas, con clorofila, verdes, unas laminillas como hojas, carecen de aparato reproductor (los musgos); fanerogamas, plantas completas: flores, raíces, tallos, etcétera y pterífitas, con hojas y raíces, pero sin flores ni semillas, su aparato reproductor es distinto de la flor: son los helechos.
Los helechos pertenecen a la familia de las criptógamas, plantas que no dan flores. Se las distinguen por diferentes nombres: culandrillos, helechos, serruchos, nefrolopsis, americanitos, junior, etcétera. Los denominados serruchos se encuentran por lo general formando decoraciones en palmeras en jardines de exterior o en parques y jardines al aire libre, donde se ha formado un microclima muy especial, brindado por la naturaleza, con sombra y humedad, y allí prospera con facilidad. Otros, en cambio, necesitan de un cuidado muy especial, como por ejemplo, el nefrolepsi, el helecho arboren, etcétera, que necesitan lugares de luz muy difusa, casi diríamos un lugar de media sombra. Su reproducción es por división de mata, en los primeros días de septiembre, aunque hay algunos que prefieren hacerlo en los meses de agosto, pero esto suele suceder cuando se tiene un lugar reparado o bajo vidrio. En viveros, su tierra debe ser muy floja, a base de tierra negra, arena, turba, tierra de hojas, hojas de pino bien molidas, para mantener siempre su tierra acidosa, que es lo que le agrada a toda planta de helecho. Se adapta muy bien como planta de interior, aunque plantas de interior no existen sino que se aclimatan. Todas las plantas son selváticas pero el helecho ocupa como planta de interior un primer plano decorativo y pertenece al género de las polipodiáceas.
Su origen es tropical pero se adapta muy bien a nuestro clima.
Estas plantas generalmente necesitan humedad en abundancia.
En el trópico su desarrollo llega hasta alcanzar formas de árboles, pero sin producir ramas –las hojas están unidas directamente al tallo- y que pueden alcanzar una altura de hasta 15 metros.
En los países mediterráneos crece el helecho vulgar, cubriendo el suelo de los bosques, y constituye un elemento decorativo en los jardines.
En los países templados, las hojas parecen brotar directamente del suelo, pero ello es debido a que el tallo se arrastra a ras de la tierra.
Las hojas, cuando son jóvenes, se enrollan en espiral, pero al desdoblarse muestran toda su belleza y entonces estas plantas parecen como si exclusivamente fuesen hojas. Estas tiene tallo, hojas y raíces, le faltan la flor y las semillas; por lo tanto, la reproducción sexual es un poco complicada.
En la parte inferior y en el envés de las hojas se pueden observar unos granos o manchas que en su interior albergan miles y millones de esporas. Estas, al caer al suelo o ser llevadas por el viento, se abren y aparece el protalo. Este cuerpo sin raíces y sin hojas se fija en el suelo por pelos rizoides; de estos no nace un helecho sino que forman enteridios (masculino) y arqueronios (femeninos), de la unión de estas dos células tiene lugar el embrión, y de éste sí nacerá el nuevo helecho.
En algunos lugares del trópico, los nativos usan sus hojas para tejer redes, techo para sus cabañas o comer sus rizomas.
Hallazgos de plantas fósiles y restos de helechos petrificados, descubiertos en el subsuelo al perforarse las galerías de carbón, demuestran que los helechos contribuyeron en la formación de los gigantescos bosques del período carbonífero que dieron lugar a la hulla.
Todos conocemos una, al menos, de las tantas especies de helechos que existen. En nuestro país se lo cultiva como elemento decorativo, pero también lo encontramos en forma silvestre, entre las piedras, en paredes, sobre todo de adobe, generalmente donde hay mucha humedad y sombra, si bien no necesariamente necesita esto, pero sí es donde mejor crecen.
El cuidado es extremado en invierno, sufre los fríos y las heladas, y se suelen poner amarillos en su follaje. Por lo cual, si se diagnostica sufrimiento por frío o por falta de nitrógeno, ese es el momento de abonar la tierra, para que cuando llegue la primavera se encuentre en óptimo estado. No se olvide de que las plantas que se encuentran en envases van perdiendo por su orificio el alimento del nitrógeno de la tierra, debido a los constantes riesgos, y su planta se forma clorofílica, es decir, de un color amarillento, quedando en estado de debilidad. Luego son atacadas por plagas como los acaros, moho blanco, etcétera. Es allí cuando usted debe tener en cuenta la desinfección, con algunos fosforados, siempre en primavera la 2 por ciento y en invierno al 3 por ciento. ¡Cuidado!, puede llegar a quemar la planta si no se tiene precaución en cuanto a la desinfección previa. Estos puntos negros que se observan detrás de su follaje, son sus semillas, llamados esporangeos, pero a veces se confunden con una plaga llamada acaro, cuidado.
Un rincón, el rellano de una escalera, en un colgante, en una pared, junto a plantas cubiertas de flores o de hojas decorativas y grandes, un helecho siempre da vida, color y gracia.
Hoy día, cuando arquitectos y decoradores reconocen en forma cada vez más manifiesta la importancia que tiene el verde en los interiores de las viviendas, por la necesidad de hacer que la naturaleza participe en nuestra vida cotidiana, sobre todo en las ciudades, donde los espacios verdes se reducen de continuo a causa del progreso, el valor ornamental de algunas plantas adquiere una gran importancia y, entre ellas, los helechos, planta que nos atrae, nos inspira, nos serena.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

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