lunes, 23 de julio de 2007

Árbol || Qué nos da el árbol

Desde que el árbol cae abatido por el hacha del leñador o por sierras, hasta que llega a nosotros en forma de muebles, marcos, puertas, papel, carbón, carrocerías, etc., sufre una serie de transformaciones que originan varias industrias. La industrialización del árbol comienza en los obrajes con el corte de éste, y sigue con el aserrado de los troncos, que los convierte en tablas. La industria forestal prospera en las zonas boscosas y en los principales centros fabriles.
Hoy, para cortar los árboles se ha sustituido en buena medida al hachero por sierras y máquinas destroncadoras.
Antes de seguir con lo que nos da el árbol, creemos que este humilde obrero, el hachero, merece unas líneas. Al clarear el día sale para su trabajo el hombre fuerte, de brazos musculosos y, con su rostro, bien tostado por el sol; hombre acostumbrado a todas las inclemencias del clima, siempre alerta, pues es la única manera de sobrevivir en terreno plagado de insectos, víboras y toda clase de alimañas. Marcha al trabajo con su filosa hacha al hombro y el machete en la mano listo para defenderse o abrirse paso. Su filosa hacha cae con precisión y habilidad sobre el grueso tronco, pues el hachero jamás da un golpe inútil. La algarabía de los pájaros en fronda es su única música y el coro que acompaña el isócrono tac-tac de su hacha demoledora, manejada con brazo vigoroso y firme. Y así las constantes arremetidas del hachero abren claros en los bosques.
El hachero vive generalmente alejado de las grandes poblaciones, en los fríos bosques patagónicos o en los cálidos del norte, y así con su rudo trabajo contribuye a la grandeza de la patria. Porque la riqueza forestal no podría ser explotada sin la colaboración de este humilde obrero. Por ello el hachero merece nuestro mayor respeto, pues realiza una tarea de gran importancia para la economía nacional.
Una vez que el rollo queda limpio o sea sin ramas, es llevado a distintos lugares de elaboración.
¿Cuáles pueden ser estos destinos? Ebanistería, madera para construcciones, carbón, tanino, leña resina, productos químicos, materias tintóreas, esencias medicinales, celulosa, pasta para papel, seda artificial, explosivos, etc.
La zona obrajera más importante del país, por su valor económico, es la región chaqueña, donde se trabaja en especial el quebracho colorado; los árboles se cortan y se convierten en rollizos durmientes, postes, leña, tanino y carbón.
Gran parte de nuestra producción forestal es la dedicada a la elaboración del carbón. Para producir carbón se acumulan los rollos en forma piramidal y se los recubre con tierra, dejando un pequeño orificio para tiraje en la cúspide. Se prende fuego a la madera, ésta se va quemando lentamente sin arder, eliminando los productos volátiles que posee la madera; queda el carbón vegetal. Esta actividad está radicada parcialmente en Santiago del Estero, donde se trabaja el quebracho colorado.
La fabricación del tanino, que se extrae del quebracho colorado, alimenta la industria forestal más importante de nuestro país; las principales fábricas se encuentran en el norte de Santa Fe y Chaco.
En las provincias de Cuyo y en el Gran Buenos Aires están los centros más importantes para la fabricación de envases y contenedores. Los toneles, barriles y bordelesas se fabrican con madera de roble.
La industria del mueble ocupa gran cantidad y variedad de maderas. De algunas especies se elabora pasta celulosa, tan indispensable para el papel de los diarios, revistas, libros. Son innumerables los subproductos que se obtienen, de gran demanda y múltiples aplicaciones, derivados de la celulosa en bruto o refinada, papel, celofanes, rayón, colodión, explosivo, celuloide y plásticos; los derivados de la lignina, que son fertilizantes, ácidos, materias tintóreas, adhesivos, etcétera. Los productos de hidrólisis de la madera como el alcohol etílico, azúcares, también los de destilación seca o destructiva, carbón, alcohol metílico, ácido aséptico, creosota, acetona, trementina, aceites, etcétera.
La intensa explotación forestal reduce el bosque. Por es, para evitarlo la ley obliga a proceder racionalmente o sea talar solo las especies que han llegado a la plenitud y reemplazarlas por otras útiles para, de esta manera, asegurar el importante patrimonio nacional.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

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