lunes, 23 de julio de 2007

ECO NEWS

ECO NEWS es un desarrollo editorial on line especializado en ecología y medio ambiente

Glosario Ecológico A-Z

GLOSARIO ECOLOGICO

A
Acumen: Que tiene pequeña punta.
Afilo: Que no tiene hojas.
Aguijón: Púa dura y punzante de algunas plantas, originada en la corteza.
Aladas: Semillas con parte de su tegumento extendido, tienen una o más alas que favorecen la diseminación.
Albura: Capa blanda, blanquecina bajo la corteza de los árboles.
Alternos/as: Organos que nacen a uno en cada nudo del tallo.
Amento: Espiga compuesta de flores de un mismo sexo. (nogal, sauce).
Anillos de crecimiento: Sección transversal de la capa de la madera, formada por un largo período de crecimiento.
Angiosperma: Gran perfección de sus órganos reproductores.
Antera: Parte superior del estambre, que contiene el polen.
Aovado: En forma de huevo.
Apetala: Flor que carece de pétalos.
Apice: Extremo superior de un órgano.
Aquenio: Fruto seco, indehiscente y monospermo (girasol, lechuga).
Aquillado: Que tiene forma de quilla.
Armado: Lo contrario de inerme, o sea que tiene espinas.
Anillos de crecimiento: Es la sección transversal de la capa de la madera formada durante un período de crecimiento.
Axila: Angulo que forma una parte de la planta con el tronco o la rama.

B
Baya: Fruto carnoso y con muchas.
Bandas estomáticas: Franjas con muchas estomas.
Bifido: Organo hendido en dos partes estrechas.
Bifloro: Que lleva dos flores.
Bractea: Hoja pequeña que nace próxima a una flor.
Bosques heterogéneos: Compuestos por varias especies, llamados bosques mixtos.

C
Caliz: Está formado por la reunión de los sépalos.
Cápsula: Fruto seco, dehiscente, con muchas semillas.
Cono: Aspecto de piña.
Coriáceas: De consistencia de cuero.
Corola: Cubierta completa de las flores completas, formada por los pétalos, generalmente de hermosos colores.
Contracción volumétrica: Variación de volumen que sufre la madera al disminuir el contenido de humedad.
Corteza: Conjunto de tejidos del tronco y la raíz.
Cruzada o alógama: Fecundación mediante el cruce del polen de una flor al estigma de otra.

D
Dehiscente: Fruto cuyo pericarpio se abre espontáneamente a la madurez.
Dentado: Con el margen provisto de dientes.
Desarrollo sostenible: Satisfacer las necesidades presentes sin poner en peligro las de las futuras generaciones.
Duramen: La parte más dura y seca del tronco del árbol.

E
Ecología: Estudio de la relaciones entre los organismos y el medio en que viven.
Enves: Cara inferior de la lámina foliar.
Especie: Comprende un conjunto de individuos parecidos entre sí. Subdivisión de un género. Clasificación. En los árboles primero se nombra el género, luego la especie.
Estoma: Aberturas microscópicas en la epidermis de los vegetales.
Estigma: Cuerpo glanduloso, en la parte superior del pistilo.
Estambre: Organo sexual masculino de la flor.

F
Fastiglada: Forma de copa con ramas finas, insertas en ángulos agudos, que la hacen estrechas, tipo piramidal.
Fibras: Filamentos delgados, alargados con espesor de pared y longitud variable, dando resistencia y solidez a la madera.
Filamento: Parte del estambre, que sostiene la antera.
Folíolo: Cada una de las hojas que forman una hoja compuesta.

G
Geminados: Apareados. Organos que nacen de a dos.
Gineceo: Conjunto de órganos femeninos de la flor. (Ovario, estilo y estigma).
Grano: Aspecto distinto que se observa según la dirección o alineamiento que conservan los elementos que constituye la madera con respecto al eje vertical del árbol.

I
Inerme: No tiene espinas ni aguijones.
Inflorescencia: Orden con que brotan las flores en las plantas.

L
Lámina: Parte más amplia y aplanada de las hojas, sépalos, pétalos.
Legumbre: Fruto seco, típico de las leguminosas.

M
Madera compensada: Es el tablero obtenido por superposición de chapas y encoladas perfectamente entre sí.
Madera laminada: Es la transformación del tronco en chapas de poco espesor usando distintos sistemas.
Madera terciada: Es el tipo más simple de madera compensada.
Monosperma: Frutos que sólo contienen una semilla.
Mucrón: Pequeña punta en el ápice de un órgano.

N
Nervadura: Conjunto de nervios de una planta.

O
Oblongo: Organo más largo que ancho.
Obtuso: Con la parte terminal redondeada.
Opuesto: Organo que nace frente a otro en un mismo plano.
Ovario: Engrosamiento del pistilo que encierra uno o más óvulos.
Ovulo: Rudimentos de las futuras semillas.

P
Peciolo: Pie que mantiene la hoja.
Pedúnculo: Cabo que soporta la flor.
Pericarpio: Envoltura de una semilla.
Péndulo: Organo que soporta la flor.
Pétalo: Cada una de las piezas que componen la corola de la flor.
Pistilo: Organo femenino de la flor.
Pinado/a: Hojas compuestas, de hojuelas insertas a cada lado del pecíolo o de los follolos.
Polen: Polvillo fecundante de las flores, originados en las anteras y que provocan la fecundación del óvulo.
Pubescente: Que presenta pelos pequeños, finos y suaves.

R
Raquis: Nervadura principal. En las hojas compuestas, parte que lleva los folíolos o piñas y que se inicia en la terminación del pecíolo.
Ritidoma: Protección del tronco formado por tejido suberoso o muerto, adherido y agrietado en la parte externa de la corteza.

S
Sesiles: inclinados.

T
Tegumento: Tejido, membrana que envuelve y protege a otro, especialmente al óvulo y la semilla.
Textura: Estructura. Elementos constitutivos de la madera.

U
Unisexuales: Flores monosexuales. Que tienen un solo sexo.

Y
Yemas: Botón o renuevo en los vegetales. Produce tallos, flores y hojas.

Ybirá-Pitá

El árbol ha constituido en todo los países y en todos los tiempos, la base más sólida sobre la que se ha asentado la evolución económica y social de las naciones, pues ningún otro elemento natural posee la nobleza y la fuerza reguladora que en forma tan magnífica prodiga el árbol.
“Los paisajes vegetales ejercen una gran atracción no sólo por el encanto y la armonía de los árboles que los componen o por la belleza de sus colores, sino también porque en ellos se refleja el signo de la victoria, de la conquista de la vida sobre la muerta aridez mineral.
“La madera encuentra su utilización indispensable tanto en la casa suntuosa del rico como en la humilde del pobre. Los barnices y los tintes elaborados a base de resinas y trementinas producidas por algunos árboles decoran los muebles, haciendo la vida grata y confortable.”
“El papel de los diarios, revistas, libros, etcétera, que ilustran y mantienen al mundo informado de lo que acontece, es elaborado con la pasta celulósica proveniente de la madera de algunas especies de árboles. Además se obtiene gran cantidad de subproductos de amplia demanda y múltiples aplicaciones, como son, por ejemplo, los derivados de la celulosa en bruto o refinada: papel, celofanes, rayón, colodión, explosivos y plásticos; derivados de la lignina: fertilizantes, ácidos, materias tintóreas, adhesivos, etcétera; de los productos de hidrólisis de la madera: alcohol etílico, azúcares; de la destilación seca o destructiva: carbón, alcohol metílico, ácido acético, creosota, acetona, trementina, aceites, etcétera.” De Cartilla Forestal (Publicación del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación).
En las selvas altas de Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa y norte de Santa Fe crece naturalmente el ybirá-pitá y, cultivado, en parque y avenidas de la región templado-cálida del país. Como los ejemplares que pueden admirarse en Olivos, sobre la avenida Maipú, en la acera de la quinta presidencial.
Árbol que no solo nos brinda su excelente madera, sino que por su follaje elegante, parecido al del Jacaranda, nos da su colorido cuando se cubre de sus espléndidas inflorescencias amarillo dorado otoñales, convirtiéndolo en uno de los árboles de mayor valor ornamental.
El ybirá-pirá (Peltoohorum du blum) pertenece a la familia de las leguminosas; se le conoce también como “ivirá-puitá”, “virá-pitá”, “caña-fistula” y en Buenos Aires lo llaman incorrectamente “Jacarandá de flor amarilla”. Su nombre “pitá” o “puitá” viene del guaraní y significa color castaño-rojizo a castaño-violáceo de su duramen.
Este árbol alcanza una altura de hasta 30 metros por 1,70 a 2 metros de diámetro; su fuste es más o menos recto. Su madera es pesada, elástica, fuerte; con muy buena dureza transversal; por su baja estabilidad dimensional tiene tendencia a rajarse o agrietarse. La textura es mediana, de grano derecho o sinuoso y entrelazado; la albura es de color ocre a rosado y el duramen, como dijimos, es castaño-rojizo a violáceo, con un ligero brillo natural. El veteado es pronunciado y atrayente, de color verde amarillento a grisáceo, por ello es muy utilizado para revestimientos decorativos de interior con madera maciza.
La madera del ybirá-pitá, debido a su resistencia a la intemperie, no en contacto con la tierra, es usada en construcciones rurales e hidráulicas. También es muy apreciada por sus buenas cualidades en carpintería en general, como en marcos para puertas, peldaños de escaleras, embarcaciones, silos, pisos, etcétera. La corteza es de castaño grisácea, rugosa, contiene tanino de excelente calidad, que es muy usado para la labor de curtir pieles finas.
Este árbol mantiene su follaje casi todo el año. Cuando pierde parte o casi todas sus hojas, las ramas levantadas asemejan esqueléticos brazos muertos, son vida, inertes, y cuando llega la primavera aparecen menudas yemas de color verde que en pocos días se transforman en hojitas y al cabo de unas semanas el ybirá-pitá, al llegar la estación más hermosa del año para la vegetación, dará la sensación de vida y potencia.
Las flores están reunidas en grandes y vistosas panojas terminales, amarillas, hermafroditas. Sus frutos están en vainas samaroides, indehisentes y achatadas que contienen de una a tres semillas, de color castaño. Las hojas son grandes, compuestas, alternas y verde oscuro en la superior.
Este es otro ejemplar de la inmensa variedad que nos ofrece el mundo vegetal.



René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

Yuchán

Una tierra, la de nuestro país, inconmensurable y hermosa, que se extiende desde la quebrada de Humahuaca hasta los hielos de la Antártica y desde el río de la Plata hasta la cordillera de los Andes, con grandes y variadas zonas boscosas, vasta extensiones de tierras aptas y climas excepcionales para el desarrollo del árbol.

Tierra que a pesar de la generosa naturaleza, necesita, sin embargo, el esfuerzo del hombre para su mayor aprovechamiento.
Tierras boscosas que se extienden desde las lujuriantes selvas subtropicales de Misiones, Salta, Jujuy y Tucumán, hasta la frígida región fueguina. Donde colosos formidables como el “palo rosa”, el “lapacho”, el “cobil” o “nogal”, lucen sus soberbios ramajes; el “quebracho”, el “molle”, el “algarrobo”, el “caldén”, el “ñandubai”, el “tala”, nos recuerdan la rudeza y bondad de nuestra estirpe; los “alerces milenarios”, los “cohihués” orgullo de la floresta andino-patagónica, nos hablan de un armonioso equilibrio natural que es preciso conocer, conservar y amarlo.
Quizá en nuestro país falte una verdadera “conciencia forestal”, que implique un mayor amor al árbol y un plan para cubrir el territorio con especies adecuadas para usos industriales, ya para apuntalar el equilibrio biológico o para gozar del subproducto de color, vida y belleza que nos brindan.
Las cualidades que se requieren de una madera dependen del uso a que se la destine.
En ebanistería es primordial la vistosidad de la vetas, ausencia de nudos y otros defectos; en aviación se usan maderas livianas; en tornería las maderas deben ser muy compactas y de textura fina, etc.
Para todos estos distintos usos se buscan maderas apropiadas.
La madera para aserrar, además de deformarse si cambia su estado higroscópico (si absorbe o pierde humedad), tiene el inconveniente, si se desea obtener tableros de grandes dimensiones, de que hay que encolar varias tablas. La industria subsana estos problemas fabricando madera enchapada y madera regenerada.
Un árbol, que si bien no es de gran importancia dentro de la industria forestal, pero que contribuye con su pequeño aporte a formar la gran máquina de aquella, además de darnos su belleza, es el yuchán (Chorisia inegnis), que pertenece a la familia de los hombacaceas.
Además, se lo conoce también con los nombres de “algodón”, “painera”, “palo botella” y “palo borracho de flor amarilla.”
Es uno de los árboles indígenas más originales de nuestra flora.
Suele presentar dos tipos muy diferentes entre sí: uno es el árbol corpulento de tronco relativamente corto y diámetro que alcanza los 2 metros, de forma de botella o de esfera y aún con un mayor diámetro que altura, es característico de los valles áridos del noroeste argentino. El otro, elevado, de tronco esbelto, crece en el interior de bosques y selvas húmedas, donde alcanza unos 20 metros de altura.
La corteza del yuchán es gris verdosa, provista de gruesos aguijones cónicos, de unos 8 centímetros de largo por 6 de diámetro.
El follaje se mantiene largo tiempo sobre la planta, en ocasiones hasta la aparición de las nuevas hojas, de un bonito verde que tira al dorado o al bronceado.
La floración, abundante, tiene lugar de enero a julio, existiendo ejemplares precoces y tardíos.
Las flores varían de blanco cremoso a blanco pardusco.
La madera que nos proporciona es muy liviana (peso específico: 0,220) y muy blanda; de color pardo claro.
Se la utiliza para la fabricación de barriles y canoas monoxilas.
El yuchán, si bien, como dijimos antes, no brinda mucho a la industria, en cambio contribuye con su sugestiva belleza a adornar nuestros bosques.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

Viraró

La tala indiscriminada de nuestros bosques, generalmente sin tener en cuenta planes de reforestación, llegaron al extremo de poner en peligro ciertas especies. Así por ejemplo, la “Forestal”, en el norte santafesino, industrializó sin un plan de reforestación el quebracho colorado, dejando empobrecida a la zona y creando un gran déficit de esta madera en la Nación.

Por eso, cuando analizamos un árbol de múltiples usos industriales, cabe preguntarnos: Pensamos en el futuro o solamente vivimos el presente, aprovechándonos de la generosa naturaleza?
Un árbol con excelentes cualidades industriales, que quizás llegue a sufrir graves consecuencias si no se trabaja aplicando un consciente y riguroso plan de reforestación, es el viraró (Pterogyne nitens).
Es llamado vulgarmente tipa colorada, tipa, tipilla, palo mortero, codal, ibiraró, palo rosa, palo coca. Pertenece a la familia de las leguminosas.
Lo encontramos en los ambientes húmedos de todos los bosques del norte, principalmente Salta Y Jujuy, llegando también hasta el parque chaqueño, Misiones y Corrientes.
Características
Árbol mediano, de unos 25 metros de altura y unos 90 centímetros de diámetro. Sus hojas son compuestas, semipersistentes, alternas, de unos 30 centímetros de largo por 6 de ancho; con folíolos (cada división de una hoja compuesta) casi sesiles, en número de 8 a 18 ovales, borde entero, con nervaduras bien marcadas; de color verde oscuro, lustrosas en su parte superior, opacas y claras en la inferior.
De flores pequeñas -unos 5 milímetros- perfumadas, hermafroditas (que tienen estambres y pistilo), agrupadas en racimos axilares de unos 6 centímetros de largo. Su fruto seco, de sólo una semilla longitudinal, tiene forma de alas, de color castaño rojizo y brillante.
Corteza de mediano espesor, lisa cuando el árbol es joven, rugosa y resquebrajada en los ejemplares adultos; de color castaño grisáceo.
Entre la albura y el duramen existe una pequeña diferencia de color, desde el castaño amarillento al rosado pálido hasta el rojo violáceo; con un apreciable brillo tornasolado.
La textura es fina a mediana, heterogénea, oblicua o ligeramente espigada, con un veteado pronunciado y hermoso.
Usos
Muy resistente a los esfuerzos de flexión; semidura, casi pesada. elástica, tenaz, su madera es muy utilizada en trabajos de curvado, con acción de vapor, permitiendo obtener excelentes resultados en sillas de estilo, tallas y molduras, mueblería de lujo, carpintería fina y trabajos de tornería.
La madera tiene un muy buen comportamiento enterrada o sumergida en agua, y es amplia su aplicación en carpintería naval, partes bajo agua, pisos, carrocerías, etc. Es fácil de trabajar y clavar; se logra buena terminación; toma bien las pinturas, lustres y barnices. Apta para la obtención de láminas para la fabricación de terciados o enchapados y de gran utilidad para revestimientos decorativos.
El proceso de secado debe ser muy lento, obteniéndose excelente calidad de madera, sin rajaduras no torsiones y carente de manchas; no necesita tratamientos contra insectos y posee buena estabilidad dimensional.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

Vid

La uva, fruto de la vid, ha sido siempre, desde los tiempos bíblicos, símbolo de abundancia. Sus hermosos racimos nos proporcionan precisos alimentos, además de muchos derivados como el aceite de uva; y también, lo más importante – principal sostén económico de muchas regiones – los flamantes vinos que alegran nuestras fiestas, y que muchos, bebiéndolo, creen olvidar penas.
En la época del Renacimiento, siglos XV y XVI, es cuando realmente comienza una nueva era en la historia del vino, pues a partir de ese momento se mejoran e incorporan nuevas técnicas en los sistemas de vinificación.
Entonces aparecen nombres que a través del tiempo han escrito una verdadera historia, como el vino de Borgoña y el de Champaña, en Francia.
Hay hombres que ocupan sitios de honor entre quienes fomentaron la industria vitivinícola, como el francés Dom Perignon que descubrió el modo de fabricar el chamagne espumoso.
En España, se comenzó la producción de vinos quizás menos refinados, pero de muco cuerpo, y que compiten con los mejores del mundo. Así hoy podemos hablar del vino de Jerez y el de Málaga o de la calidad indiscutible del Valdepeñas, por nombrar algunos.
En Portugal, el vino que tiene un sitio de preminencia es sin lugar a duda el inigualable Oporto.
Quien no ha sentido hablar de los vinos italianos como el Chianti, el Nebiolo, el Barbera, el Fresia.
El Moseta y el vino del Rin en Alemania. El Tokai de Hungría. El afamado vino del Cáucaso, de Rusia.
En el continente americano, al ser conquistado, rápidamente se comenzó a elaborar la uva y así hoy podemos hablar de vinos que compiten con los mejores del mundo, como los vinos chilenos, o los vinos Cerros de San Juan, de Uruguay, o los afamados vinos argentinos, que tienen distintas características según la región. Algunas de las provincias de nuestro territorio donde más se cultiva la vid son: San Juan, La Rioja, Salta, Córdoba, y principalmente Mendoza. De ésta última provienen los mejores vinos que se elaboran en el país y que nos llenan de orgullo.
Los vinos de uva comprenden generalmente vinos tintos, que son de uva negra fermentada y luego estrujada; los blancos son de uvas blancas o negras exprimidas antes de la fermentación; los vinos claretes están formados por mezclas de uvas; los espumosos son fabricados como los vinos blancos, pero embotellados antes de su completa fermentación; los dulces son vinos hechos con uvas muy maduras con agregado de azúcar; los mistelas son el resultado de la mezcla del mosto con aguardiente y sustancias aromáticas.
La vid es una planta vitácea, vivaz y trepadora, con tronco retorcido, vástagos muy largos, flexibles y nudosos. Sus hojas son alternas, pecioladas, grandes y partidas en 5 lóbulos puntiagudos; las flores son verdosas en racimos, y su fruto es la uva, consistente en una baya o grano más o menos redondo y jugoso que crece en racimos.
Para que la vid crezca con fuerza y de fruto abundante, todos los años se la poda. Según Plinio, la poda de la vid surgió de pura casualidad. Una cabra comió los renuevos de una planta, y el labrador observó que al año siguiente las uvas eran más abundantes y de mejor calidad.
Entre los griegos la leyenda acerca del vino, atribuye al dios Baco (Dionisio) el descubrimiento del vino, pues se dice que fue el primero en cultivar la vid y extraer de ella el vino. Esto indica la gran antigüedad que tiene el cultivo de la vid, y por supuesto la elaboración del vino. Asimismo, atestigua que todos los pueblos de antaño conocieron el vino, desde la India hasta las Galias.
Los hebreos creen que Noé tuvo la idea de utilizar el zumo de la uva como bebida, y entre los latinos se asigna esa iniciativa a Saturno.
Los romanos tenían viñedos famosos de los que obtenían vinos; claro que estos vinos hoy día quizá no serían de nuestro agrado, por su sabor, pues lo mezclaban con miel, alquitrán y otras sustancias aromáticas.
El vino es hoy una bebida universal, que está presente en la mesa de todos los hogares. La vid nos da un fruto que tiene una gran importancia, pues se obtienen de él muchos productos que son una verdadera fuente de riqueza para las regiones donde se la cultiva, y un importante recurso para la nación.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
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Vegetales Autóctonos

El maíz, la papa, la batata, la mandioca, el maní, el zapallo, el girasol, etcétera son plantas autóctonas, es decir, originarias de América del Sur. Los indios las utilizaban para su alimentación; cuando llegaron los conquistadores, hicieron lo mismo y además las llevaron a Europa y de esa manera se extendió su cultivo a todo el mundo.
“Papa” es una de las primeras palabras que pronunciamos. Con ella designamos todas las comidas, desde el puré de papas, que fue nuestro primer alimento sólido. La papa – o patata – se encuentra en la preparación de innumerables comidas; podríamos decir que no hay una sola región del mundo donde no se coma papa; esto demuestra hasta qué grado llegó la difusión de su cultivo. este tubérculo – o tallo subterráneo – se cultiva en todo nuestro territorio. Necesita suelo arenoso, por eso las provincias más aptas para su cultivo son Buenos Aires, Mendoza, el valle de Río Negro y Santa Fe. De la papa, además, se obtiene una harina o fécula, que los indios llamaban chuño. También es rica en almidón.
La batata también es otra hortaliza originaria de América del Sur. Requiere calor y humedad, y como la papa, se ve favorecida en terrenos arenosos. Se cultiva en zonas templadas, como en el litoral, Santiago del Estero y Tucumán. Cada planta de batata da numerosos tubérculos (son tallos subterráneos que se engruesan para acumular materias de reserva, generalmente acumulan almidón) que se extraen para ser utilizados como alimento.
La mandioca tiene raíces tuberculosas que sirven para la preparación de varias comidas. Se cultiva en las provincias del nordeste. Los indios la usaban en su alimentación; hoy día se consume mucho en la zona de producción, dado que la mandioca conserva todas sus propiedades unas 24 horas. De este tubérculo se elabora una harina gruesa, llamada fariña, también tapioca, fécula y otros productos industriales.
El zapallo es otra hortaliza indígena, que se cultiva en todo el territorio. Es un fruto de gran consumo entre la población. Existe una gran variedad, unos son grandes, otros pequeños, o alargados o redondos. Si bien su valor alimenticio es reducido, está presente en la preparación de muchísimas comidas.
El maní es una planta tropical, que en nuestro país se cultiva en Córdoba, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Tucumán y Santa Fe. Del grano de maní se obtiene gran cantidad de aceite comestible, de excelente calidad. También los granos de maní tostado son un alimento muy rico y nutritivo, que se emplea mucho en confitería.
Cuando las carabelas de Colón volvieron a España, llevaban, entre las curiosidades que encontraron en las nuevas tierras descubiertas, una planta de maíz. El almirante en una carta a los reyes, informaba que había grandes extensiones de tierras cultivadas con dicha planta. Claro, los conquistadores buscaban oro, y no dieron importancia a aquella insignificante planta. El codiciado oro buscado pronto se acabó; en cambio el maíz se multiplicó y multiplicó, y así se extendió por todo el mundo. Hoy se cultiva, se procesa y se consume en todo el globo. Este importante cereal se cultiva en toda la extensión de nuestro territorio desde muchas antes de la llegada de los conquistadores. Los indios lo usaban como principal alimento; los diaguitas en el noroeste lo cultivaban, como así los guaraníes en el litoral. Las principales zonas maiceras de nuestro país son el este de Córdoba, norte de Buenos Aires y Santa Fe. Del grano del maíz se obtienen todas las sustancias alimenticias que nuestro organismo requiere, además es un excelente alimento para los animales. Los indios además de aprovechar el grano como alimento, preparaban una bebida alcohólica muy fuerte, “la chicha”. Hoy se obtiene aceite, harina y otros subproductos. Sus flores femeninas se agrupan y forman el “choclo”, son las únicas que dan fruto. Las flores masculinas se juntan en una panoja terminal, es decir, en la extremidad del tallo, que cuando maduran dejan caer el polen como una tenue nube de un polvillo amarillento; este polen cae al azar sobre las flores femeninas y las fecunda; solo así el choclo puede granar y dar una mazorca de abundantes y nutritivos granos.
Estas y otras hortalizas se cultivan en nuestro país, que nos dejan un pensamiento: ¡qué rico es nuestro suelo!”


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
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Tipa blanca

La tipa blanca tiene su hábitat especial en el noroeste argentino, desde Catamarca hasta la frontera con Bolivia, pero este detalle no quita que este casi gigante (sobre todo por su altura, que puede alcanzar los 40 metros) se pueda desarrollar excelentemente en otras zonas que al parecer también le son propicias.

En nuestra ciudad, en nuestro parque Independencia, se encuentran los ejemplares más añejos de tipa blanca mezclados entre la gran variedad de árboles y plantas florales. Incluso, se los ve en algunas de nuestras avenidas –bulevar Oroño es una- y más fácilmente se los detecta en su temporada de floración, cuando el mando amarillo que los corona decide tomar la forma de una alfombra y cubrir las veredas.
La tipa blanca es de las familias –una gran familia dicho sea de paso- de las leguminosas y su nombre es Tijuana tipu. Entre otros ejemplares como laureles, cedros o paracaes, la tipa se destaca no sólo por su altura sino por su corpulencia y la elegancia de su porte conspicuo. Su cuerpo en los ejemplares medianos es de 1,60 m de diámetro y sobresalen dentro de su rectitud sus gruesas ramas que son llamativamente flexuosas. Su corteza es agrietada y gris y, dada la característica de su fortaleza, la tipa es la planta de las otras plantas. Esto último parece extraño pero no lo es. Las plantas epífitas (que viven en las otras, de las otras, sobre las otras), que son innumerables y algunas de ellas extremadamente dañinas porque secan la rama donde se apoyan, tal el caso del aparentemente inofensivo clavel del aire, no le hacen mella a la tipa y allí pueden desarrollarse normalmente. Hay gran variedad de estas plantas que hacen de la tipa blanca su “nido de protección y alimento”.
Hay ejemplares que se los ve cubiertos de otras plantas epífitas, sin que la tipa muestre molestias por sus “amigas intrusas”.
Frutos: Quién no ha encontrado en los parques una especie de ala marrón con un pequeño bultito en una de sus esquinas? En la temporada posterior a la floración es común, y esa es la semilla de la tipa, de 1 cm de largo por 15 a 28 mm de ancho.
La apariencia del ala es leñosa y su delgada lámina castaño grisácea es atravesada por pequeños hilos o nervios más gruesos que el espesor del ala. En todo el borde del ala se acentúa su grosor que suele ser extremadamente duro al manipuleo. Las semillas en sí (no el ala, que es su envoltorio protector), son pequeñas y oblongas, y se alojan en los compartimentos del ala en número de tres o cuatro.
Decíamos más arriba que el cuerpo de la tipa, es decir sus ramas, son gruesas y flexuosas, casi ondulantes, y esta característica hace del árbol una gran copa, densa y redondeada.
Su corteza es pardo grisácea, extremadamente resistente y requebrajada longitudinalmente. Sus figuras paralelas suelen dividirse en placas resistentes y si se daña el tronco éste exuda una resina de color rojizo que al contacto con el aire se solidifica cerrando la herida.
Hasta ahora el aprovechamiento de la tipa blanca no ha sido profundizado a pesar de ser, su madera, dura. Uno de los inconvenientes, que imaginamos, es la ondulación extraña de las ramas y los troncos, y esto determinaría un aprovechamiento específico. En otro orden de cualidades, hay una que es histórica: se realizan en la actualidad gran cantidad de excursiones turísticas para contemplar a estos colosos de antaño, tal el caso de los de Tipa Grande y Rosario de la Frontera (Salta). Hay, también, una “Tipa de la Independencia” que fue testigo de la jura de la bandera nacional por el ejército auxiliar del Perú, el 13 de febrero de 1813. lamentablemente, el árbol desapareció, no obstante el sitio quedó bautizado y la toponimia le dio a la tipa un lugar que bien se merece.
Los ejemplares magníficos de Tipa que adornan la avenida central del parque Independencia fueron traídos del norte argentino cuando el intendente Lamas cristalizó su iniciativa.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

Timbo blanco

Hay árboles que por las bondades de sus maderas, constituidas en materias primas para innumerables manifestaciones industriales y artesanales, conforman uno de los elementos más útiles en la economía del país.

Pero hay otras de excelentes cualidades, de uso casi limitado, por dificultades de explotación y extracción, por pertenecer a zonas muy húmedas, costaneras de los ríos, riachos, cañadones.
Uno de estos árboles de gran importancia por su uso y para la economía del país es sin lugar a duda el timbo blanco, conocido como: “timbo motí”, “timbo atá”, “palo flojo”.
Nombre científico (Cathormion polyanthum), pertenece a la familia de las leguminosas; clase dicotiledóneas.
Este árbol es componente típico de la formación boscosa, conocida como selva de galerías o ribereñas.
Se encuentra por lo general sobre albardones costaneros de los ríos, nachos y arroyos, en angostas fajas de tierras más altas, entre cañadones y bajíos de bañados. Sobre todo en la parte más oriental del Chaco, Formosa, Santa Fe y sobre el río Paraná; donde podemos observarlo en pequeñas formaciones puras.
Características
Sus hojas son compuestas, bipinadas, con los foliolos lanceolados de 1 centímetro de largo por 2 milímetros de ancho.
Las flores del timbo blanco son pequeños capítulos agrupados en las axilas, de color blanco.
El fruto es una legumbre achatada de unos 12 centímetros de largo por unos 10 milímetros de ancho, multiseriadas; no se abren naturalmente.
Alcanza una altura de aproximada a los 16 metros y tiene 60 centímetros de diámetro con una copa muy amplia.
Su madera es considerada moderadamente pesada, cuyo peso específico es de 0,600 kg. dm3.
El color de su albura es casi igual al de su duramen, blanco-amarillento.
El duramen tiene una veteado delicado, suave; de textura mediana a gruesa y heterogénea.
Su grano es derecho o ligeramente oblicuo, teniendo un leve brillo natural.
Por ser madera blanda es fácil de trabajar con máquinas y herramientas de carpintería y en forma manual.
Las características a los esfuerzos de flexión son buenas; es semiresistente al choque y a la compresión.
Por bondades físico-mecánicas y estéticas, esta madera se usa especialmente en cajonería, mueblería, tonelería, tornería, etc., encontrando adecuada aplicación en la fabricación de mangos para herramientas. Con excelente terminación, de superficies lisas, acepta muy bien pinturas, barnices y lustres.
Además se lo utiliza en industrias de terciado y con buenos resultados en enchapado, especialmente en el desbobinado, como también en la elaboración de pastas celulósicas.
Los anillos de crecimiento anual, están poco marcados.
No posee buen comportamiento su uso a la intemperie o en lugares húmedos o en contacto con la tierra.
Ofrece algunos inconvenientes importantes al secado. Por eso se deben tomar máximas precauciones y aplicar el proceso indicado para estos casos, y de esa manera evitar deformaciones; incluso es necesario aplicar tratamientos contra insectos.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
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Tatane

A medida que se van descubriendo las cualidades de nuevas maderas (esto sucede por el encarecimiento de las ya clásicas) se abre un panorama de utilidades a veces imprevisibles.

Esto ha sucedido con el peteribí, el palo santo, el quebracho colorado, por citar a unos pocos, y en la mayoría de los casos se dilucida (por el uso y la experiencia) que ciertas maderas consideradas aptas para un fin específico lo son también para otros más importantes que el original. Algo de eso pasó con el tatané ó Pithecellobium scalare -cuyo principal uso partió por ser este árbol no muy requerido. Las causas posiblemente se hagan visibles por ser su madera blanda, l¡viana a semipesada, de porosidad algo difusa dad algo difusa; pero el trabajo descubre que, a pesar de la textura mediana, la madera presenta un brillo dorado excelente, casi invariable, veteada por un suave amarillo.
Se descubre que la estabilidad no presenta inconvenientes como se suponía y que, merced a un tratamiento adecuado el tatané es sumamente apto por su trabajabilidad.
Los resultados fueron óptimos. La madera es hoy usada da para terminaciones pulidas, tanto barnizadas o lustradas, y es una de las maderas más vistosas para mueblería fina, trabajos de revestimientos, terciados, enchapados, molduras y hasta tallas de calidad, pero también para uso de muebles comunes como sillas, escritorios y estanterías donde se requiere una madera vistosa.
El tatané es una planta dicotiledónea, de la familia de las leguminosas, y entre sus muchos sinónimos los más conocidos son “tataré” "palo cascarudo" o "espinillo”.
Su participación dentro de nuestro territorio no es llamativo en las masas boscosas, pero sí es importante la extensa distribución geográfica; al tatané se lo puede encontrar desde la selva, subtropical misionera hasta las faldas orientales de los contrafuertes de la selva tucumano-boliviana.
Su altura llega hasta los 15 metros por un diámetro de hasta 80 centímetros. En Colonia Tacuruzal (Chaco) se encontró un ejemplar abuelo, ejemplar gigante para su especie, de 1,30 de diámetro. Si bien no se consiguió determinar con exactitud la edad sin dudas que al designarlo “tataré abuelo" la connotación resulta obvia.
Su densa copa, formada por hojas bipinadas, formada por ocho o más folíolos elípticos, miden de 1 a 2,50 centímetros.
Las flores son muy pequeñas, casi confundidas entre la fronda, y su color es blanco amarillento. Solamente cuando el tatané está totalmente florecido se hace visible su estado, pero si bien es un árbol de cierto porte y significancia no se puede decir que entre sus características principales se encuentre la belleza.
Las flores dan origen a un fruto curvo, enroscado en espiral, de varias vueltas y no carnoso de semillas pequeñas, uniseriadas y volátiles.
El tatané tiene la corteza de color grisácea amarilla con surcos profundos. Estos surcos son los que forman unas placas fácilmente arrancables cuando otras nuevas exigen ese lugar.
Volviendo a las utilidades de este árbol cabe también agregar que en artículo de tornería como hormas, mangos, cabos de herramientas y carrocerías de lujo dieron muestra de una madera que se adapta para usos variados. En el caso de la fabricación de toneles con esta madera han sido de buenos resultados, pero ha sido imprescindible la mano del hombre en su tratamiento, ya que la madera se deteriora fácilmente en la intemperie; distintas impregnaciones han hecho que esta debilidad natural ha dejado de ser una preocupación y la madera del solitario tatané suple a otras maderas más resistentes en funciones para las cuales no estaba preparada.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
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Tabaco

Las noticias más antiguas sobre costumbres de fumar, se remontan a tiempos muy remotos.

Plutarco, Pomponio, Heródolo, nos dicen en sus relatos que los asiáticos usaban haschich, el opio y otras sustancias narcóticas. Los escitas y tracios echaban sobre carbones encendidos, hojas y semillas aromáticas, y aspiraban el humo. Pero estos pueblos, así como Europa, desconocían el tabaco.
La historia del tabaco, o su difusión, comienza cuando Colón descubrió Santo Domingo. Los nativos, entre los muchos presentes, regalaron a los hombres blancos unas extrañas y largas hojas de color oscuro, que tenían un aroma penetrante. Marinos de la expedición que se internaron en la isla, descubrieron que hombres y mujeres hacían con estas hojas, rollitos que luego encendían y aspiraban ávidamente. Uno de estos marineros probó y le gustó mucho, y a su regreso a su patria quiso llevarse algunas hojas. En los viajes sucesivos comenzaron a llevarse a Europa, grandes cantidades de hojas, pues se les atribuían extraordinarias virtudes medicinales.
Recién en el año 1519, a un fraile francés se le ocurrió llevar semillas de esta planta como regalo al soberano, pero el rey no le prestó atención alguna, y las semillas fueron tiradas. Fue en Portugal que se las sembró por primera vez en un jardín; tiempo después, ya crecidas, dichas plantas florecieron; entonces, un apasionado de la botánica, el embajador francés en dicho país, Juan Nicot, se interesó, sorprendido por el aspecto de dicha planta y su olor penetrante. Después de observarla, creyó que podía tener cualidades terapéuticas; de esta manera, empezó a estudiar apasionadamente sus aplicaciones. Los primeros logros fueron mejoras en resfríos, curas de jaquecas, llagas y hasta mordeduras de perros hidrófobos. Muy pronto, toda Europa conocía el nombre de Nicot y su planta, con virtudes tan extraordinarias. Rápidamente, encontraron otras aplicaciones, como tratamientos de tortícolis, problemas intestinales, bronquitis y otras dolencias.
De esta manera, se introdujo el tabaco en Europa, no como placer sino como medicamento. Se lo conocía como “yerba del embajador”, “clister de la nariz”, “hierba reina” y “tabaco”. El duque de Guisa dispuso que se llamara “nicotina” en homenaje a Nicot, aunque comúnmente se lo siguió llamando “tabaco”.
A pesar de que los hombres de ciencia veían a esa planta nueva como importante medicamento, poco a poco comenzó a divulgarse la costumbre de utilizar sus hojas como placer. Así se fue extendiendo su uso por toda Europa. El navegante inglés Drake lo llevó a su país, luego el cortesano Raleigh lo introdujo en la corte.
La forma más común del uso del tabaco era en polvo o en pipa. Fue tanta y tan rápida la difusión que pronto se dieron cuenta que el abuso del tabaco era perjudicial a la salud. De esta manera comenzaron las primeras medidas contra su uso.
Durante el reinado de Luis XIV la venta se hacía bajo receta médica. Luego, se dictaron severos castigos para los fumadores, como cortarles las dos manos a quien sorprendían fumando. Pero el uso estaba tan difundido que, poco a poco, estas medidas fueron olvidándose y el tabaco pasó a ser uno de los productos más difundidos a pesar del perjuicio que causa. Y así, para hacer frente a la gran demanda, comenzaron más y más plantaciones hasta extenderse por todo el mundo.
Al principio, se consumió el tabaco en polvo y en pipa, después se hizo popular la “Nanongada”, luego la tabaquera; en el siglo XIX, el cigarro y en éste, el cigarrillo.
Los cigarros más famosos que se conocían eran los “habanos” procedentes de Cuba; luego en 1885, en Lucca (Italia), comenzaron a fabricarse los “toscanos” que muy pronto fueron famosos en el mundo entero.
Hoy día, los principales productores de tabaco en el mundo son los Estados Unidos, India y China. En la Argentina, se cultiva principalmente en Corrientes, Salta y Misiones y en menor proporción en Jujuy, Tucumán, Catamarca y norte de Santa Fe.
El tabaco es una planta de la familia de las solanaceas, originaria de América, cuyo nombre viene de una de las islas del grupo de las Antillas, Tabago o Tobago.
El tallo es recto, sus hojas grandes y puntiagudas, las flores están reunidas en ramilletes elegantes, alcanza hasta 2 metros de altura; es venenosa y narcótica. Cada planta tiene de 15 a 20 hojas, que se recogen en varias veces a medida que van madurando, luego se secan colocándose en ristras en largas cañas.
Las hojas se seleccionan unas para cigarros, otras para cigarrillos, otra para preparar rape. Algunas fibras de las hojas se aprovechan como materia celulosa. De la semilla del tabaco se extrae aceite comestible y también se fabrican algunos insecticidas a base de nicotina.
El tabaco contiene nicotina, que en estado natural es muy venenosa; con 5 gramos es suficiente para matar a un hombre. La nicotina se destruye con el fuego del cigarrillo, pero se transforma en un gas nocivo que afecta las vías respiratoria.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
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Semilla

Las semillas existen solo en las plantas que tiene flores, las fenerógamas. Estas se forman cuando la flor fecundada se transforma en fruto. El óvulo, después de haber sido fecundado por el polen, sufre grandes modificaciones que culminan en la semilla. Si la flor es, por su exquisita fragancia y por la belleza de sus colores, la parte más atractiva de una planta; la semilla es la más importante, misteriosa y delicada. Porque de ella, de su desarrollo, nacerá un nuevo organismo que dará la seguridad de la continuidad de la especie. La semilla cae en el surco abierto en la tierra hecha por el arado, o en un hoyo hecho en un jardín o una maceta, o simplemente esparcida por los caprichos del viento. Allí el colono, el jardinero, el país, confiará en ellas esperanzas de un futuro mejor y más sereno; porque de esa pequeña semilla dependerá la vida de la familia, la de todos los hombres y mujeres que viven en el campo o en las grandes ciudades. Ese germen que dará una planta, una flor, un fruto, un nuevo árbol. Árbol que crecerá y dará una nueva flor y muchas semillas. Y así se reproducirá interminablemente la especie. Especie que contribuirá al alimento, al bienestar, a las necesidades del ser vivo.
Esa pequeña semilla chupará la humedad de la tierra y se irá hinchando; y con la ayuda de los fermentos escondidos en la tierra, que le dan una potencia formidable, comenzará a crecer, a despertar a una nueva vida. Para germinar, las semillas, además de la humedad y las sustancias que recogen de la tierra, necesitan del calor y del aire. La semilla está dentro de un tegumento que es la envoltura propia, cuya función es proteger y además favorecer la dispersión de la misma. Cada especie presenta en su superficie características propias: en algunas, la piel es lisa (como en la pera, calabaza, sandía); otras tienen capas carnosas (la granada); otras arrugas, crestas, son cerozas. Encontramos otras, como las semillas de los abetos y los pinos, que tienen adosada una especie de ala en un extremo; algunas como la del algodón, están envueltas en espesos y largos pliegues. También están aquellas provistas de mechones vellosos y plumosos; en la nuez moscada está muy desarrollada y ramificada.
La dispersión, si no es organizada por el hombre, se realiza de distintas maneras: a algunas el viento las transporta a través de grandes distancias, al igual que los pájaros. Otras caen en alguna corriente de agua, y así se asegura la dispersión de las diferentes especies vegetales.
La semilla, cuando se desprende de la planta madre, está lista, o sea en condiciones para desarrollarse y dar lugar al nacimiento de una nueva vida. Por eso, donde cae o es plantada necesita para su desarrollos, según la especie, cantidad de agua y oxígeno necesario. La humedad que la semilla encuentre ayudará a que, en el momento de hincharse, se produzca la ruptura del tegumento, permitiendo la yema liberarse.
Algunas nacen en pocas horas, otras en días; algunas demoran meses o varios años, como las coníferas. Esta tardanza se debe a la dureza y espesor del tegumento. En esos casos, cuando el hombre la siembra, generalmente lima el tegumento o sumerge los granos en distintos líquidos para acelerar el nacimiento.
Las semillas tienen distinta duración, y ésta está subordinada a su capacidad de brotar. Algunas, como las de los sauces y álamos, sólo conservan su vitalidad por pocos días; otras se ponen rancias rápidamente y como consecuencia pierden todo poder de germinación. También están las que duran 10 o más años (como el centeno).
Todas necesitan, al igual que los seres vivos, del oxígeno. Hay excepciones, como el caso del arroz, que no necesita una cuota tan alta de oxígeno y puede brotar sumergida bajo el agua. Por este motivo, se siembra a grandes profundidades, y con la tierra bien trabajada, para que el terreno esté bien arreado.
Las semillas no solo sirven para dar nacimiento a una nueva planta; muchas son comestibles, como las arvejas, porotos, judías, nueces, habas, etc. Ahora que hemos analizado en profundidad a la semilla, podemos ver por qué dijimos al principio que era la parte más importante, misteriosa y delicada de la planta.



René Darán
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Saucillo

Todos los seres vivos, de distintas maneras, contribuyen a contaminar, destruir e infectar el medioambiente. El hombre, con sus fábricas, su era atómica, su química, sus desperdicios; el animal, por sobrevivir.

En cambio, el árbol, al absorber el alimento impuro, nos devuelve el aire respirable, atempera los climas, regula los vientos, divide o suaviza con su raigambre las corrientes de agua, consolida los bordes, construye diques subterráneos, libra o suaviza muchas veces fuertes crecidas, atrae o disemina nubes en busca de agua.
Por ello, el árbol, además de ser de valor por su belleza estética, es un gran contribuyente para la salud, tiene influencia importante sobre la meteorología, es prenda en la riqueza agrícola y gran benefactor del desarrollo industrial; en realidad, es el silencioso abanderado del globo.
Saucillo
El saucillo es un árbol por lo general espinoso, ocasionalmente inerme, de una altura aproximada de 8 a 10 metros, su tronco es de unos 20 a 40 centímetros de diámetro.
Dicho tronco está revestido por una corteza de color castaño-grisáceo. Su copa es amplia e intrincada, caediza; sus hojas son muy parecidas a las del sauce y por eso se lo llama vulgarmente “saucillo”. También se le dice “ibá-je-é”, que en guaraní significa fruta dulce, haciendo referencia al sabor dulce de sus frutos. Estos son muy buscados por los niños y los pájaros, pues poseen una pulpa fibrosa, jugosa y muy rica.
En la Argentina, su área de distribución es bastante amplia; se extiende desde la frontera norte hasta Córdoba y Santa Fe y noroeste de Corrientes.
Su madera es blanda, de color blanco-amarillento.
Si bien es un árbol de aspecto interesante, sobre todo por su tupida y enmarañada copa, su aplicación en la industria es casi nula.
Los frutos son drupas globosas, amarillentas en la madurez, similares a un damasquito. Tiene una sola semilla, la pulpa es fibrosa, jugosa y muy dulce.
Las hojas son caedizas, poco pubescentes.
El ser humano puede sustituir los elementos de su alimentación animal con productos vegetales, y la energía animal que utiliza por motores y máquinas, pero nunca prescindir del árbol.
En efecto, sin el árbol se haría muy difícil la vida de los seres vivos.



René Darán
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Sangre de Drago

El mapa forestal de nuestro país muestra varias zonas boscosas que coinciden con las regiones de mayor precipitación pluvial, principal factor de su desarrollo. Dichas zonas comprenden: selvas (misionera, serrana, tucumano-jujeña, formoseña y austral-andina), bosques chaqueños y serrano central y montes (pampa seca, mesopotámico y ribereño bonaerense).


La selva misionera es densa e impenetrable, cubre Misiones y continúa hacia el norte de Corrientes. Está poblada por especies de árboles de gran altura y crecen entre ellos una enorme cantidad de enredaderas parásitas, tacuaras, helechos y orquídeas. Generalmente se penetra en ella abriendo brechas a fuerza de hacha y machete.
La selva tucumano-jujeña cubre las laderas, quebradas y valles angostos de las sierras subandinas, formando un estrecho corredor de norte a sur. Se extiende por las provincias de Salta, Jujuy y Tucumán.
La selva formoseña comprende Formosa y noroeste de Salta, y en ella se mezclan las características de selvas vecinas: al este la misionera, al oeste la tucumano-jujeña y al sur la chaqueña. En los árboles altos se mexclan tupidas enredaderas.
La selva austral andina comprende los valles y quebradas de los Andes del sur, desde Neuquén hasta Tierra del Fuego.
Es selva espesa, cubierta de árboles majestuosos, donde abundan las plantas trepadoras parásitas y los matorrales de cañas.
Varios factores hacen al desarrollo de la selva: la lluvia excesiva en Misiones, abundante en Formosa y sierras subandinas; el suelo cubierto de humus, que le da fertilidad; y el clima cálido de la región, que contribuye al aumento del follaje.
El bosque chaqueño tiene características propias que lo distingue en el paisaje vegetal argentino: sus árboles son menos desarrollados y más ralos (claros por donde circula el aire y la luz) que los de la selva.
Se extiende desde las últimas estribaciones de las sierras subandinas, al este hasta los ríos Paraná y Paraguay, al norte hasta el Bermejo y al sur hasta los ríos Salado y Dulce. Un típico y valioso exponente es el quebracho colorado.
La formación del bosque serrano central cubre las laderas orientales y las quebradas de las sierras Guaseyán, Santiago del Estero, sierras de Córdoba y San Luis.
Los montes de la pampa seca están determinados por las escasas lluvias; encierran arbustos y matorrales bajos, predominando los árboles leñosos con espinas y follaje ralo, mezclado con cetáceas y cardones.
Los mesopotámicos se extienden desde el sur de la provincia de Misiones hasta el delta del Paraná.
El ribereño-bonaerense cubre las costas del Plata y Paraná.
En la zona litoraleña encontramos al sangre de drago (crotón
Urucurana) conocido con el nombre de “Iviracaa-berá” o “Urucurá”, sangre de drago.
Este árbol decorativo lo encontramos junto a los cauces de agua de las provincias del noroeste de Entre Ríos, norte de Santa Fe, Misiones, Formosa y Chaco.
Es un árbol que posee una hermosa copa y que se destaca en la región por llevar al mismo tiempo hojas de distintos colores, desde el verde-grisáceo al anaranjado; es un árbol que rara vez pasa de los 6 metros de altura.
Su corteza es delgada, lisa, de color grisáceo-verdoso. Al hervirla emana un látex rojizo que en la medicina popular es muy utilizado para la curación de enfermedades venéreas.
Sus hojas caen en forma gradual, normalmente de juntasn las viejas con nuevos retoños.
Las florescencias del sangre de drago están constituídas por largos racimos que llevan flores unisexuales. Las hojas son persistentes, alternas y pecioladas.
Los frutos son cápsulas de color blanquecino, con tendencia al matiz anaranjado.
Este árbol no tiene utilidad industrial pero es sumamente decorativo.



René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
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Sauce

Cuenta la leyenda que en el delta del Paraná y comarcas vecinas, los hombres vivían en perfecta armonía. Un día, uno de ellos, amante de aventuras, de ambiciones y glorias (un joven alto, de viril presencia, de pecho fuerte y de revuelta y romántica cabellera) se alejó de su tierra...

Pero, pasado cierto tiempo en el que conoció muchas comarcas, se persuadió de que como sus pagos no había ninguno en la Tierra y comenzó a sentir nostalgia por sus hermanos, su delta. Soñaba que a su regreso encontraría su terruño progresista y bello, acogedor como un regazo para albergar, sin diferencias., a todos.
Un día volvió lleno de ilusiones, cargado de sentimientos, pensando en ese mundo durante su viaje, pero fue otra muy distinta la imagen que se presentó ante sus ojos. Sus hermanos cargados de egoísmo, pretensiones y limitaciones, luchaban entre sí para adueñarse del gobierno y sus beneficios, y de las riquezas naturales del país. Al ver esto, ni siquiera tuvo fuerzas para tratar de persuadirlos; eran demasiado profundas las raíces del mal entre sus compatriotas. Entonces, dolido, sin saber dónde ir, se encontró a la orilla de un islote Solitario, y allí se perpetuó en la semipiterna tristeza do su verde lluvia de lágrimas.
El sauce (salix humboldtlana) pertenece a la familia de las salicáceas. Llamado vulgarmente “sauce colorado”, “sauce chileno”, “wafjaina”, “ibirá-pucú”.
Los sauces están incorporados, desde siempre, a la tradición, al panorama argentino. En lugares propicios llega a una altura de hasta 20 metros, pero normalmente su altura es de 10 a 15 metros.
Su tronco es erecto, de corteza gruesa y surcada, de color parduzco-grisácea o parduzco-rojiza; sus ramas son abiertas y tiesas, algo distintas en el sauce llorón; son alternas, caedizas, simples y pecioladas, de 5 a 15 centímetros de largo, con borde aserrado y la nervadura central muy pronunciada.
Es un árbol droico, o sea que tiene flores de cada sexo en pie separado, como el ombú; son pequeñas y verdosas, sin corola, agrupadas en el extremo de ramillas nuevas. Las masculinas están en la axila de una bráctea entera. Son productoras de abundante néctar, con el que atraen a muchos insectos.
Los frutos son cápsulas ovoideas de unos 5 centímetros de largo, por 2 de ancho.
Su hábitat natural abarca casi todo el territorio nacional, desde la frontera norte hasta Chubut, y desde el río Uruguay hasta la cordillera.
Se encuentra en las costas de cañadas, lagunas y a lo largo de los cursos de agua de ríos y arroyos.
La madera que proporciona es blanca y liviana, de color blanco-rosáceo clara; de excelentes propiedades para la fabricación de envases.
La corteza contiene salicina, propiedades febrífugas y tónicas, sedantes y antiespasmódicas.
El escritor tucumano, Juan Terán (1880-1938) nos habla de un diálogo entre el sauce y el quebracho:
"Hacia cuatro años que el labrador había hundido en la tierra, junto a la choza, al borde de la acequia, una rama de sauce, y ya su fronda disputaba el sol al secular quebracho; tanto había medrado en breve tiempo.
Una tarde de verano, mientras sentía bullir la savia por su fluente cabellera peinada por el viento, dijo al quebracho:
- He llegado a tu altura en pocos años, impasible quebracho, de la recia madera, del orgullosos fuste, de la fronda prolija que quiere disimular su vejez. Es la hora que buscaba para contestar la provocación que significa tu lentitud estudiosa para el ritmo febril de mi vida.
- Haz tu destino; déjame en paz hacer el mío -dijo el quebracho.
- No, no puedo callar, dijo el sauce. Hablo en nombre de millares de seres que sienten conmigo la injuria de tu provocación. Somos los seres que queremos renovar, transformar el mundo. Encarno la revolución, tú el conservatismo; hay una contradicción nativa y belicosa entre nuestros destinos. Procedes del pasado y quieres imponerlo al porvenir. Yo estoy impregnado del presente; ningún enternecimiento detiene el arrojo de mi idea. Soy la política, arte suprema, y es mi arma la oratoria, a un tiempo relámpago, trueno y rayo.
- Y tu fin será el suicidio, dijo con calma el quebracho. He visto morir muchos sauces, ya sé tu destino. Con la ilusión de crear nuevos gérmenes, quieres completar la vida que te falta, como todos los seres que han nacido de rama. Yo vengo de semilla, del fondo oscuro do la tierra; tú procedes del aire, decorativo y simple. Por eso, tampoco eres capaz de producir semilla por ti mismo. Tienes la impotencia de los humanos; eres el más humano de todos los árboles. Yo elaboro vida con mi paciencia, en el seno de la tierra reseca y agria; tú, como un enfermo, necesitas el alcohol del hilo de agua, lamiendo tus raíces.
- De qué vale vivir, si los días han de ser uniformes, si he muy distinta la imagen que a ‑He ¡togado a tu altura en po‑ de dejar el mundo como lo hallamos? El vértigo solo es creador. El amor es vértigo. La creación es fiebre El riesgo es el precio de las conquistas perdurables. De otra manera, vivir es un morir continuo. Reconozco que tengo nombre entre los hombres, y eso demuestra mi grandeza; me llamo Napoleón, que al amarme, tuvo la intuición de que éramos hermanos.
El sol quemante de aquella tarde había amortiguado su femenil cabellera, que los primeros vientos de la noche tropical refrescaron, y luego la lluvia huracanada barrió sin piedad.
Al día siguiente, en la claridad de un cielo pascual, sobre el tronco del quebracho de la altiva silueta ¡mpasible, descansaba, como entre dos brazos, el sauce descuajado por el huracán de la noche anterior”.


René Darán
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Roble Pellin || Madera dura y útil

Además de la nota de color y vida que nos ofrecen los árboles, están las bondades intrínsecas de sus maderas convertidas en materias primas en innumerables manifestaciones industriales y artesanales.
El alarmante déficit maderero mundial hace que algunos árboles, por sus cualidades, se constituyan en patrimonio económico del país; uno de éstos es el roble pellin (Nothafaques oblicuo), llamado también roble, roble de Neuquén, coyán. Pertenece a la familia de las fagáceas.
Encontramos estas especies en la zona norte de los bosques subantárticos, dentro del parque Lanin, formando masas puras, desde el lago Lacar al Guillén y más al norte.
Características
Árbol de porte soberbio, copa piramidal. Llega a tener una altura de hasta 35 metros y 1,50 metro de diámetro.
Hojas
Son simples (pertenecen a la familia de las fagáceas), caducas, suelen estar plegadas para evitar una evaporación excesiva por efectos del viento, al igual que las hojas jóvenes, son ovales, lanceoladas, terminando con el extremo superior en punta, base oblicua y borde aserrado, situadas a ambos lados de las ramas en forma alternada, 2,60 centímetros de largo por 2 centímetros de ancho.
Su nervadura es pronunciada en la cara inferior, color verde tenue, peciolo corto, existiendo una yema prominente en la base de cada hoja.
Flor
Planta diclina-monoica, o sea que tiene separadas las flores de cada sexo, pero en un mismo pie, con 30 a 40 estambres, solitarias si están insertadas con un pedúnculo corto en las axilas. Son poco vistosas y sin fragancia.
La polinación se produce por el viento.
Frutos
Los frutos son triaqueños, cuadrivalvos, blanco-amarillento, casi leñosos, con pequeñas semillas duras (7 milímetros), trialadas las laterales y bialadas las centrales.
Corteza
Árbol de corteza dura, pardo-oscuro; y en los adultos se encuentra muy agrietada.
La gruesa albura es de color rosa-amarillento y duramen pardo a castaño rojizo, madera dura y textura fina y homogénea.
Uso
Se usa, por ser madera fuerte sumamente durable, imputrescible, y excelentes propiedades de resistencia a la flexión y al choque, en construcciones hidráulicas, artículos de deporte, carrocerías, armazón de embarcaciones, accesorios de herramientas agrícolas, postes de líneas aéreas, tablones para puentes, tablones en general, plataformas, etc.
En muebles su uso se torna excelente, porque a pesar de ser madera dura, raja derecho, es dócil para trabajarla y toma bien el barniz, pintura y lustre.
En carpintería de obra (marcos, puertas, ventanas) se obtiene muy buen acabado, y además sus buenas propiedades para resistir la intemperie hacen que sea una de las más usadas en estas cosas.
Su veteado es tenue y de poco brillo natural.
El secado del roble pellin es difícil y lento, se realiza preferentemente con vapor, para eliminar distintas tensiones puesto que se arquea y agrieta fácilmente.
Reflexión
Después de analizar un árbol de tanta significación económica, por sus propiedades, sus múltiples y singulares aplicaciones industriales y artesanales en la vida moderna, nos preguntamos: existe un programa forestal a éste u otro de características similares? O pasado el tiempo sólo nos quedará el recurso de escribir la historia de un árbol de tanta importancia?


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
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Rauli

En otra nota de esta página nos dedicamos a algunos árboles amantes de los suelos áridos y secos. Hoy nos toca la contrapartida, hablar de uno de los hijos de la humedad y la belleza que es sin duda el rauli, de la clase de dicotiledóneas y de la familia de las fragáceas.
Decíamos amantes de la humedad y la belleza, y ante la pregunta del porqué, la respuesta se ensaya como siempre: por las necesidades naturales del árbol. El rauli es oriundo de la provincia de Neuquen y estar cerca o entre los lagos es una de sus principales cualidades. En la provincia citada, donde los ejemplares son más hermosos y robustos, se lo encuentra diseminado en los faldeos de los lagos Lacar, Lolog, Huelchulafquen, Curhue, entre otros. Allí parece estar su lugar predilecto y allí (en esos lugares cuya belleza es un orgullo para nuestro país) el rauli desarrolla su corpulencia y demuestra su necesidad de humedad, sin molestarse de que se encuentre a nada menos que a 1350 metros sobre el nivel del mar.
Entre los amigos que suelen acompañarlo se pueden citar al coihue, o roble pellín, que son los más resistentes. Si las buenas condiciones del medio lo permiten, desarrolla sus 35 metros de altura y su cuerpo conforma un diámetro de 1,40 metros. La esbeltez es parte por sus formas armónicas y su fueste recto le dan cierta imponencia y gallardía como a pocos en esas zonas.
El rauli tiene otra característica, sus hojas que son dentro de los árboles de su familia las más grandes, de hasta 12 centímetros de largo por 4 de ancho, caducas, alternas en forma oval-oblonga, ápice agudo y borde débilmente aserrado. Su color es verde grisáceo y pubescente en sus enves.
Las flores masculinas del rauli son solitarias o dispuestas de 2 o 3 racimos. Las femeninas en número de 3, rodeadas por una envoltura común la cual hace de cúpula. Llegado el momento esta se abre en 4 valvas con 3 aquenios pardo oscuros.
Vamos a su parte utilitaria e importante que es su madera; es amarillo rosada, con tendencia a oscurecerse en su duramen, con veteado demarcado y un brillo suave. El peso específico del rauli es 0,600 kg. dms, y se la considera madera semipesada y unas de las pocas de la zona que reúne condiciones de durabilidad y alta calidad. Su resistencia a la flexión ha hecho de esta madera de mucha utilidad en variadas aplicaciones, pero además por ser semidura, la obtención de tablas de usos delicados y específicos le ha adjudicado su merecido requerimiento.
Seca normalmente y esta es la otra de las virtudes de la madera, porque cualquiera sea el proceso a que se la someta – natural o artificial – su rendimiento es exactamente igual de satisfactorio.
En la actualidad se la usa para las construcciones de puertas de marcos y ventanas, maderas externas, celosías, postes y hasta porque estas cualidades, determinadas por la aplicación, no se la pueden negar otros, tales como el que se da en las carpinterías. Siendo una madera fácil por trabajar con herramientas se construyen bancos de escuelas, baúles, estanterías, terciadas, pizarrones, sillas, zócalos y lápices. Sin duda que en estos usos últimos se destaca la particularidad de la madera, la cual es fácil de cepillas y pulir.
Tiene el rauli, además de las ya nombradas condiciones y aptitudes, otra cualidad: no permite el ataque de microorganismos e insectos, y sólo en determinados usos es conveniente su protección superficial con barnices o pinturas adecuadas.


René Darán
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Pino

Las cualidades que se requieren de una madera dependen del uso a que se la destine. En ebanistería es primordial la vistosidad de las vetas, ausencia de nudos y otros defectos; en aviación se usan maderas ligeras; en tornería las maderas deben ser muy compactas y de textura fina, etc. Para todos estos distintos usos se buscan maderas apropiadas.
La madera para aserrar, además de deformarse si cambia su estado higroscópico (si absorbe o pierde humedad), tiene el inconveniente, si se desea obtener tableros de grandes dimensiones, de que hay que encolar varias tablas. La industria subsana estos problemas fabricando madera contrachapada y madera regenerada. Para esta industria hay árboles que han pasado a tener una gran importancia, como en nuestro país el pino Paraná (Araucaria angustifolia), llamado vulgarmente “cury”, “pino Brasil”, “pino de Misiones” o “pino misionero”.
Es un imponente coloso de la selva misionera, además de ser uno de los árboles, desde el punto de vista industrial, más importantes. Posee una belleza singular, especialmente cuando alcanza su inmensa copa aparasolada. Los ejemplares jóvenes formas copas piramidales que se extienden casi hasta el suelo y que al ir creciendo van dejando al descubierto un largo y cilíndrico fuste (de unos 25 centímetros por 1,50 metro, como máximo, de diámetro), hasta alcanzar una altura total de unos 40 metros.
El Pino Paraná es una especie longeva; existen ejemplares con más de 300 años. Su hábitat natural en nuestro país se halla en el nordeste de Misiones, donde forma hermosos bosques.
En el ápice de su fuste se desarrollan sus largas ramas, en forma horizontal y algo encorvadas en el extremo. Los hojas son perennes, alternas, lanceoladas, espiraladas y terminadas en punta; con el ápice agudo, la base truncada y cóncavas en la cara superior. Las flores son unisexuales; las masculinas en inflorescencia casi cilíndricas y las femeninas en conos ovoides; ubicadas en los extremos de las ramillas laterales. Los frutos son grandes, estrechos en la base y anchos en el ápice, de color castaño rojizo y brillante. Las semillas están unidas a una escama que las protege; son comestibles, muy buscadas por los pobladores y animales de la región: tienen abundantes sustancias de reserva (almidón, aleurona, etc.)
El duramen es blanco amarillento, oscureciéndose algo con el tiempo. La madera es blanda y liviana y su peso específico es de 0,5 kg. dm3.
Su brillo es suave, de textura fina a mediana y homogénea. El grano es derecho, sin canales de resiníferos. Las fibras del pino Paraná son as más largas de las coníferas de nuestro país. La corteza es gruesa, resinosa y muy fisurada; de unos 10 centímetros de espesor, de color pardo oscuro. Los anillos de crecimiento pueden observarse a simple vista.
El principal uso de esta madera está destinado al desbobinado y a la elaboración de maderas compensadas. El descarte se lleva al aserradero, donde se sacan tablas de calidad inferior. Esta madera, además, es apta para ser tratada por procesos mecánicos y para pastas químicas. Es utilizada en todo tipo de papeles, desde los industriales (bolsas, cartones, etc.) hasta los de más alto grado.
También tiene gran importancia en el renglón de pasta para la disolución (rayón, acetato, etc.).
La araucaria dio origen en nuestro país a la industria celulósica de fibras largas, lo que posibilitó una floreciente plantación de coníferas en la provincia de Misiones, cuyos resultados son de gran importancia económica para la Nación.



René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

Plantas decorativas

Hoy, cuando arquitectos y decoradores reconocen y recomiendan, en forma cada vez más insistente la importancia que tiene el verde tanto en los interiores de las viviendas como en los jardines y terrazas, por la necesidad de hacer que la naturaleza participe en nuestra vida cotidiana, sobre todo en las ciudades donde los espacios se reducen de continuo a causa del progreso, hay algunas plantas que por su valor ornamental adquieren una gran importancia, hay otras... bueno, diríamos que todas llenan un lugar en nuestra mente y nuestros sueños. Hay plantas grandes y pequeñas, ejemplares esbeltos, airosos, otras que serpentean y caen, otras que se desparraman en forma de matorrales, así como aquellas que si les damos los elementos adecuados treparán hasta el techo.
Algunas estriban su elegancia fundamentalmente en su follaje, que es de hojas grandes o pequeñas, opacas o brillantes como pulidas, o pintadas de colores vivos, o frías y de sutiles colores verdes, o aterciopeladas y algunas pocas que tienen delicadas hojas casi transparentes.
Podemos citar cientos de plantas, lo que sería casi imposible, pero sí podemos hablar de algunas que son las plantas más comunes en nuestros hogares: los helechos.
Planta que sirve como individual o para matizar un conjunto. Claro, hablar de helechos no es nada fácil, pues existen más de 10.000 especies que crecen desde el trópico hasta el Círculo Polar Ártico.
Por eso hay helechos de las más variadas formas y hábitat. Algunos toleran perfectamente las condiciones de una habitación, pues requieren humedad y sombra, otros no; unos necesitan temperaturas altas y otros, bajas; unos alcanzan gran altura y otros tan sólo unos centímetros.
Así pues, el cultivo y las necesidades de los helechos, en general, varían de acuerdo a su hábitat.
En casi todos los hogares encontramos en un rincón, en el rellano de una escalera, en un colgante, en una pared, en el jardín o en la terraza, junto a plantas cubiertas de flores o de hojas decorativas, helechos, que dan vida, color y gracia.
Otra de las especies que encontramos en el interior de nuestras viviendas o en los jardines que la rodea o en un balcón, es la de las plantas crasas.
Plantas que dan vida y color, que armonizan perfectamente con los elementos decorativos, ayudando a crear un clima fresco, y exquisito e interesante. Su serena belleza nos da una atmósfera de relajación y delicadeza.
Son plantas que ejercen un hechizo especial; algunas poseen un fascinante y sutil colorido, y otras, flores atractivas o sus hojas de distintos tonos de verde.
En el fascinante mundo de las plantas ocupan un lugar destacado las plantas acuáticas. Plantas que nos abren un mundo mágico, pues si tuviéramos la suerte de que nuestra casa poseyera un parque, y en él, una fuente, podríamos cultivar una gran cantidad de ellas y junto a la innumerable gama de adornos artificiales, bueno pues, sólo dejar que la imaginación actúe. El agua que brilla como diamante bajo el sol y que, cuando se cubre el cielo con nubarrones, se torna oscura y silenciosa o, por las noches, romántica y tranquila, reflejando mil y una caras de la luna. El espejo fascinante, roto en círculos por el roce de algún pez en la superficie, de una abeja o algún pájaro sediento, o por la errática danza de las gotas de lluvia, ya nos permite componer una escena que complete el paisaje ideal con el agregado de alguna de las muy especiales plantas acuáticas. Ellas, el susurro de una cascada que podamos construir, junto al canto de los pájaros y nuestro sueño, en la conjunción de la imaginación, el oído y la vista sería perfecto.
Las plantas, en general, nos brindan un mundo fascinante, y para que ese mundo sea perfecto necesita de nuestras manos y de nuestra imaginación.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
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Plantas Crasas

Consideramos muy importante que el verde de las plantas participe en el interior de nuestra vivienda o en los jardines que la rodean o en un balcón, dando vida y color, armonizando perfectamente con los elementos decorativos, ayudando a crear un ambiente fresco, exquisito, interesante. Su serena belleza nos da una atmósfera de relajación y delicadeza.
En el maravilloso mundo vegetal encontramos todas las combinaciones. Están las que nos brindan el oxígeno que necesitamos, las que alegran nuestros ojos, que serenan nuestra mente; pero todas, todas representan más que nada una ilusión... un sueño... aunque nos hagan soñar despiertos.
Hay un grupo de plantas (las crasas) que ejercen un hechizo especial, por sus formas exóticas; algunas poseen un fascinante y sutil colorido; y otras, flores atractivas o sus hojas de distintos tonos de verde.
¿Qué es una planta crasa? Un vegetal que puede formar en su interior una reserva de agua para sobrevivir en caso de sequía. Estas plantas tienen estructuras, tallos y hojas de consistencia carnosa. En efecto, la especial forma de sus tejidos, ricos en humedad, las hacen adaptables y más resistentes que otras a distintas condiciones climáticas –que no siempre son favorables en nuestras viviendas en que la temperatura suele ser poco constante y la humedad a menudo falta. Por ser plantas de fácil cultivo es corriente verlas en todos los hogares.
A pesar de su resistencia y sencillo cultivo se deben tomar ciertas precauciones. Estas plantas provienen de muy diversas regiones y familias, pero tienen en común muchas características estructurales. Algunas no tienen hojas, sino tallos, espinas o pelos; otras están provistas de hojas carnosas o coriáceas; algunos tallos no son erguidos sino bajos o rastreros, para defenderse de los impetuosos vientos de los países de origen. Además, la epidermis de estas plantas cuenta con un número reducido de poros a fin de evitar una evaporación excesiva.
Si conocemos sus características estructurales y las condiciones climáticas de origen, nos resultará mucho más fácil su cuidado y cultivo.
Las crasas, si bien casi todas son xerófitas, o sea aptas para vivir en ambientes áridos, algunas de sus espacies no crecen en desiertos, sino que se encuentran en regiones frías y húmedas.
Las cactáceas, que es la familia a la que pertenece el mayor número de ejemplares, crecen en los trópicos, sobre todo en México, y también se encuentran en zonas secas de América del Sur: Brasil, Chile, Perú, Colombia y Argentina. Las epifitas viven en lugares más húmedos y se alimentan de otras descompuestas. Casi todas las aizoáceas como también las crasuláceas son de origen africano, aunque muchas de estas últimas se encuentran en Asia y América Central.
En origen crecen en terrenos recubiertos de aren o grava, donde el agua de lluvia se filtra con rapidez hacia las profundidades, o en laderas rocosas recubiertas por una ligera capa de tierra. También crecen en terrenos salinos de los litorales marítimos. De esta manera, para cultivarlas es necesario procurar reconstruir en lo posible sus condiciones de origen. Como ser: un terreno o maceta, asegurándonos que la mezcla de tierra tenga una buena cantidad de arena gruesa que ayude al drenaje, ya que el exceso de agua puede llegar a perjudicar las raíces y por consiguiente la planta. Que tenga luz en abundancia, pues requiere una posición bien iluminada, pero necesita protección de los rayos solares intensos. Los riegos no deben ser demasiado frecuentes. En verano, cuando su crecimiento es mayor, debe mantener algo de humedad, pero en invierno deben estar secos. La circulación del aire fresco y limpio es de suma importancia en estas plantas.
Las crasas son plantas temporarias de interiores; salvo que estén en lugar bien iluminado y aireado, prefieren condiciones más naturales, como puede ser un balcón, una terraza protegidos del sol pero bien ventilados. Por ejemplo, la comúnmente llamada siempreviva que crecerá con todo su fascinante hechizo al aire libre, al ponerla dentro de una habitación mal iluminada, así sea por pocos días, perderá todo su lustre.
Una de las plantas crasas más resistentes en interiores es la sansivieria; necesita poca luz, temperatura razonable y, con la mezcla de cultivo seco, se adapta perfectamente.
La enorme cantidad de plantas que existen en este grupo hace imposible citar o describirlas; pero conociendo su hábitat de origen podemos tratarlas, cultivarlas y darles lo mejor para que puedan crecer fuertes, sanas y así conservar todo su encanto y belleza natural.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
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Plantas acuáticas

Las plantas en general nos brindan un mundo fascinante, y ese mundo está dado por sus formas, sus diferentes clases de vida, sus colores... y todas nos llevan a un sueño, un sueño que tratamos siempre de tenerlo cerca, muy cerca de nosotros. Por eso, cuando vemos una planta silvestre, y la analizamos y advertimos que es originaria de algún país lejano, de clima diferente, tratamos de adaptarla, de brindarle un mundo lo más parecido al de su origen, para de tal modo disfrutarla junto a nosotros, en nuestro jardín, en el balcón, cerca de la ventana o en cualquier lugar en que podamos observarla, cuidarla... y -¿por qué no? amarla; sentir su vida junto a nosotros, verla crecer, apreciar cómo se abre su flor día tras día, cómo nos da su semilla, y así aumentar su especie.
Dentro de este mundo alucinante, existen las que son fáciles de adaptar o cultivar, pero hay otras que son más difíciles, simplemente porque necesitan un lugar, un lugar que en la ciudad es raro encontrar: estas son las plantas acuáticas.
Si tuviésemos la suerte de que nuestra casa poseyera un parque y, en él, una fuente, podríamos cultivar una gran cantidad de plantas que viven en el agua y así añadiríamos una nueva dimensión a la jardinería. Esta faceta del maravilloso mundo de las plantas nos da la posibilidad de contar con una innumerable gama de adornos artificiales.
El agua que brilla como diamante bajo el sol y que, cuando se cubre el cielo con nubarrones, se torna oscura y silenciosa o, por las noches, romántica y tranquila, reflejando mil y una caras de la Luna, en espejo fascinante roto en círculos por el roce de algún pez en la superficie, de una abeja o algún pájaro sediento, o por la errática danza de las gotas de lluvia, ya nos permite componer una escena que complete el paisaje ideal con el agregado de alguna de las muy especiales plantas acuáticas. Ellas, el susurro de una cascada que podamos construir, junto al canto de los pájaros... y nuestro sueño, en la conjunción de la imaginación, el oído y la vista será perfecto.
Para que estas plantas prosperen, conserven sus colores, florezcan, es importante observar algunos detalles, tales como: buena iluminación, lugar abierto, algunos resguardos con árboles, edificios, un pequeño puentecito, etcétera, que mitiguen la fuerza del viento y las proteja en invierno.
Para formar un jardín acuático contamos con cientos de plantas distintas: de hojas pequeñas y otras grandes, con flores o sin ellas, fragantes o sin olor y de distintos tonos de verde. Entre las que podemos citar están los nenúfares, cuyas variedades más resistentes tienen flores de diversos colores, ora blanco, crema, amarillo; ora rosa, rojo; algunas con manchas, otras sin ellas; de hojas grandes como un plato o tan pequeñas como una moneda.
Una planta que en primavera muestra en plenitud la belleza de sus flores es la llamada “botones de oro” (calthas): sus hojas son redondas y lisas. y sus flores –doradas- las da en largos racimos.
Dos plantas que crecen en forma rastrera, sobre todo en aguas poco profundas, son el trébol de agua que, con racimos de flores orladas de color blanco y rosa y hojas trifoliadas, nos da su belleza; y el aro acuático, cuyas flores son pequeñas en forma de aro de color blanco con rayas rojas y con hojas en forma de corazón.
Distintas clases de lirios crecen en primavera: algunos tienen sus hojas verdes manchadas de color crema.
Otra planta llamativa es el junco florido, de hojas alargadas y estrechas, con flores de color rosa; en otra variedad, sus flores tienen forma de espiga, y su color azul dura todo el verano.
Hay algunas plantas que normalmente permanecen invisibles: son las oxigenadoras sumergidas, que solamente aparecen en la superficie para florecer. Sirven para mantener condiciones equilibradas.
Si bien estas plantas son más bien para adorno de un jardín acuático, hay cientos y miles de ellas –silvestres- que crecen en arroyos, lagunas, etcétera: los camalotes, los juncos y sus variedades. La victoria regia (irupé), planta acuática cargada de leyendas, pertenece a las ninfáceas; es de tallo grueso, de hojas cordiformes que alcanzan hasta cuatro metros de diámetro; su cara superior es rojiza y espinosa, con el borde levantado, y de flores grandes y muy bonitas.
Como los invernaderos, solarios y jardines, los estanques o fuentes constituyen un centro muy atractivo, donde pueden convivir plantas, peces de colores, tropicales y otros.
El jardín acuático es otro mundo en el maravilloso mundo de las plantas.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
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Pino del Cerro

Todavía no ha sido promocionada la belleza del pino del cerro aún cuando en distintos lugares del país -Buenos Aires, La Plata, Castelar- se encuentran estos bonitos ejemplares.

No es el pino del cerro un árbol de grandes cualidades y mas bien hasta ahora su uso no supera distintos trabajos de mueblería, pero su madera es apta dada su densidad y propiedad para el manipuleo y trabajabilidad.
Compuesto por un follaje intensamente verde, con hojas lineales y perennes, su altura oscila entre los 8 y los 20 metros.
El pino del cerro, de la familia de las podocarpáceas, es muy conocido en su zona por distintos nombres vulgares, entre ellos pino blanco, pino, y pino montano. Este último nombre da su característica principal, la de ser uno de los árboles indígenas habitantes de los bosques bolivianos y del noroeste argentino donde encuentra su límite austral de dispersión en las sierras del nordeste de Catamarca.
Decíamos que es un árbol indígena y además debemos agregar que a pesar de llamarse pino no lo es en puridad dado que su familia es otra, y de las cuales nuestros bosques andino-patagónicos dan cuenta de ejemplares conocidos y extremadamente útiles para el hombre.
La cualidad principal del mal llamado pino del cerro –cuyo nombre original es podocarpus parlatorei- es su tremenda capacidad de adaptación a cualquier suelo y esto lo corrobora el hecho de que siendo un árbol habituado a las cumbres se lo puede cultivar en cualquier punto del país. Esta cualidad es un tanto extraña pero sin dudas habla de posibilidades que muy pocos árboles tienen.
Su madera, blanda (peso específico 0,480) permite trabajos de mueblería menor, es decir todos aquellos elementos en que no sea necesaria una madera donde la belleza o su veteado sea su carta de presentación, pero en estos días que corren es poco el uso de las maderas nobles por su alto costo, y esta circunstancia hace del pino del cerro una posibilidad o alternativa para tener en cuenta.
Semillas: Se alojan entre un pequeño conjunto de hojas que hacen nido a la semilla, de unos 6 mm de diámetro, “lisa y sostenida por un receptáculo fructífero levemente comprimido, de 6 mm de alto por 2 mm. de ancho”. Su forma es subglobosa, de alrededor de 4 mm de diámetro, vistosa y con toda la apariencia de una fruta sin madurar.
Corteza: Aquí su parecido con los pinos ha hecho que su nombre se popularizara y confundiera, porque el pino del cerro es rugoso. y de color pardo oscuro. Sus grietas corren en sentido longitudinal, son de mediano grosor y extremadamente adheridas, cuyo espesor oscila entre los 2 y los 3,50 centímetros de espesor. Hacemos la salvedad de que esta última dimensión corresponde a árboles totalmente desarrollados donde su diámetro llega a los 50 centímetros.
Hay ejemplares que suele vérselos descascarados, mostrando su pulpa amarillenta, y esto es fruto de ciertos depredadores que hacen de su corteza su blanco de daño, no obstante este falta del cuero protector no impide en absoluto la lozanía del pino.
Flores: Son muy poco aparentes y parecería ser que su única utilidad es la de producir posteriormente los frutos. La masculina son las que se presentan en amentos especiformes de cerca de 10 mm de largo por 2 mm de ancho, con pequeñas escamas en la base. Los amendos, fasciculados en parte de 5, están sostenidas por pedúnculos axilares de alrededor de 1 mm. Las femeninas, solitarias, axilares, tienen un solo óvulo y son sostenidas por un pedúnculo cilíndrico.
Volviendo a nuestro árbol vale recordar que es una de las pocas especies que puede soportar las alturas; en este caso tanto mil como dos mil metros, es para el pino del cerro lo mismo que habitar en medio de la gente, en las grandes ciudades.



René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
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Palo amarillo || Un palo útil

Especie indígena de la selva tucumano-boliviana, que abarca su distribución geográfica entre los 350 a 600 metros sobre el nivel del mar en las formaciones boscosas de Salta, Jujuy y Tucumán; también, aunque en menor cantidad, se lo encuentra en la zona húmeda chaqueña.
Analizaremos un árbol, cuya madera cumple generosamente con los requisitos industriales y artísticos, para convertirse en una importante fuente de riqueza para la Nación.
El palo amarillo (Phyllostylon ramnoides). Pertenece a la familia de las ulmáceas. Conocido vulgarmente como “ibirá catu”, “palo lanza”, “palo lanza negro”, “palo blanco”, “tala grande”, “palo de lanza”.
Características
Es un árbol mediano, alcanza la altura de 20 metros por 60 centímetros de diámetro.
Presenta numerosas costillas desde su base, que a pesar de tener un fuste largo, dificulta su industrialización.
La copa es estrecha y semifastigiada con ramas ascendentes.
Sus hojas son caducas, simples, ovaladas, dispuestas en forma alternada, de ápice generalmente agudo. El borde es entero o en forma irregular, aserrado en su mitad distal, mide 3 centímetros de largo por 1,50 centímetros de ancho, con pelos pequeños, finos y suaves en su cara interior.
Estas plantas son polígamas; se encuentran fascículos que tienen en su parte inferior las flores unisexuales masculinas. Más arriba las flores femeninas están regularmente desarrolladas y en la parte superior se encuentran las flores hermafroditas, que son de mayor tamaño y fértiles.
El fruto del palo amarillo es seco, ingeniscente y alado, de 25 centímetros de largo, el ala tiene uno de sus bordes engrosados, su semilla es ovoidea, color castaño-grisáceo y la superficie es rugosa.
La corteza es semigruesa, de unos 2 centímetros de espesor, de color pardo-grisácea, con desprendimiento de atidoma en pequeñas tiras y ligeramente fisurada longitudinalmente.
La albura y el duramen no tienen diferencia, son de color amarillento. Se textura es fina, homogénea; el grano es derecho y de un suave veteado; posee un hermoso brillo natural.
Madera semipesado, cuyo peso específico es de unos 0,860 kg. dm3. Resistente y flexible; fácil de cepillar, obteniéndose una superficie lisa, con muy buena terminación.
Usos
Es muy utilizada en viviendas, marcos de puertas, mueblería, etc. Encontrando múltiples aplicaciones, también en carrocerías, mangos y cabos de herramientas.
Obtiene excelente comportamiento en trabajos de tornería, así como también en artículos de precisión, reglas, escuadras, etc.
Acepta bien los lustres, barnices y pinturas.
Para evitar rajaduras y deformaciones en el proceso del secado, éste debe ser lento, debido al alto porcentaje de concentración volumétrica que posee.
Tiene buena estabilidad en su estacionamiento; esta madera necesita tratamiento preventivo con fungicidas para evitar manchas.
La madera del palo amarillo es semidura a dura, siendo necesario para aserrar trabajarla con herramientas de acero con filos adecuados para su resistencia.
En construcciones a la intemperie es limitado su uso, porque la humedad afecta mucho a esta madera.
Este árbol, además de dar a la zona de su hábitat una nota de color y vida, brinda las bondades intrínsecas de su madera para innumerables manifestaciones industriales y artesanales.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
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Orquídea

En el mundo de las plantas que florecen, la que produce mayor admiración y encanto, por su belleza y personalidad, sin lugar a dudas es la orquídea.
Para el horticultor ésta es su mayor preocupación. Desde el siglo pasado, aficionados han pagado pequeñas fortunas por algunos especimenes encontrados en las montañas o junglas de países lejanos.
Existen muchos tipos de orquídeas (Paphiopedilum Cypnopedium fairiecanum, Miltonia spectabilis moreliana, Cymbidiums, etcétera), algunas son especies terrestres, es decir viven naturalmente en el suelo, otras son epifíticas y viven en ramas de árboles y lugares similares. Estas flores son únicas en su tipo, tienen unas partes abultadas en la base de los tallos llamadas pseudobulbos, en los que almacenan agua y a medida que la planta crece se ajan y son reemplazados por otros nuevos; la flor tiene siempre tres pétalos y tres sépalos, uno de los pétalos se alarga formando un labio por encima de lo que es la columna, el pistilo y los estambres, generalmente este labio tiene un colorido diferente a los demás y suele ser la parte más grande de la flor.
El mecanismo reproductor de la orquídea es muy singular, ya que en lugar de las partes masculina y femenina (estambre y pistilo), que normalmente están separadas en otras especies, en ésta forman una sola estructura llamada columna. Por esta causa no fue sino hasta mediados del siglo pasado que se llegó a entender el método de reproducción de éstas plantas, lo que constituyó un paso vital para poner en práctica métodos de hibridación.
Al eminente botánico, especializado en orquídeas, John Lindley, se le debe la clasificación sistemática de estas plantas en géneros y especies, sobre la hibridación.
En el siglo XVII las orquídeas eran llevas a Europa, desde los trópicos, por marinos, pero por los métodos de cultivo que se utilizaban, calefaccionando los invernaderos con agua hirviendo, resultaba prácticamente imposible su comercialización.
A partir de 1830 fueron enviados a zonas tropicales de Asia y América hombres especializados para recoger orquídeas y otros tipos de plantas, lo hacían para particulares o cultivadores comerciales, en algunos casos estos recolectores eran despiadados en su tarea, ya que, o tomaban muestras de todas las especies que consideraban peculiares, las que podían sumar decenas de miles, o bien sólo recogían unas pocas y destruían las demás para mantener su carácter de singular, pues por un ejemplar de éstos llegaban a pagarse sumas fabulosas de dinero.
Esta extraordinaria cacería llegó a su fin cuando un científico americano, Lewis Knudson, descubrió el modo de hacer crecer las orquídeas a partir de semillas en frascos estériles de jalea nutritiva, sin el crecimiento fúngico normalmente necesario.
La familia de las orquídeas acoge la séptima parte de todas las especies de plantas con flores del mundo entero, por ello no debe sorprender que contenga ejemplares tan fascinantes. Hay brotes diminutos que necesitan ser estudiados con cristal de aumento, y otros de hasta 40 centímetros de ancho. Hay especies con un brote solitario en un tallo único, y otras con docenas de pequeños brotes arracimados.
Algunas orquídeas viven en la naturaleza a miles de metros sobre el nivel del mar, mientras que otras habitan en zonas pantanosas.
Hay orquídeas salvajes en la mayor parte de Europa y Norteamérica, mientras que los tipos australianos viven totalmente bajo tierra. Algunos capullos de orquídeas huelen muy bien, mientras que otros carecen de fragancia o incluso despiden un olor nada agradable.
Probablemente hay unas 25000 especies de orquídeas, y como resultado de su capacidad única para hibridizar, tanto en su medio como en cultivo, se conocen más de 50000 tipos híbridos. Incluso entre miembros de la misma especie puede haber gran variación.
Actualmente y con los métodos de calefacción que se utilizan, ya sean centrales o controlados por termostatos y ayudados por una buena iluminación, es bastante normal encontrar orquídeas en un invernadero y aun en una sala de estar y gozar con las ventajas de estas plantas únicas y magníficas. El pensar en un presente distinguido, en una ocasión inolvidable, sin dudas sólo puede estar asociado a una flor, la orquídea.


René Darán
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Olivo || Un árbol cargado de leyendas y símbolos

Por qué un árbol cargado de leyendas y símbolos? Porque el olivo, en todos los tiempos, ha inspirado una suerte de veneración; pues se lo considera como símbolo de paz, de sabiduría y de belleza.
El relato bíblico acerca del Arca de Noé nos dice que la terminación del diluvio fue anunciada por dos palomas que en sus picos portaban ramitas de este interesante árbol.
Además recordemos que cuando Jesús entró en Jerusalén fue recibido por una multitud que lo aclamaba enarbolando ramitas de olivo y hojas de palmera.
En las religiones de Grecia y Roma, el olivo estaba consagrado a las diosas Atenas y Minerva, respectivamente.
En las competencias de los juegos olímpicos, los vencedores eran coronados con ramas de olivo. Los emperadores llevaban una pequeña corona sobre su cabeza de hojas de este árbol.
Hoy podemos ver que los vencedores en las competencias automovilísticas, en especial, son coronados con una corona que asemeja o representa a las cordadas en la antigüedad a los campeones olímpicos.
El comienzo del cultivo del olivo es un poco incierto, sabemos que se remonta a tiempos muy antiguos, pero en realidad no se sabe con certeza la época ni el lugar de sus comienzos.
Algunos afirman que sus orígenes provienen de las regiones orientales del Mediterráneo (Siria, Palestina), luego extendiéndose por Grecia, Italia, Francia, España y también las costas del norte africano.
El olivo (Ofe europaea), desde el punto de vista botánico, es una planta de bayas, pertenece a la familia de las oleaceas.
Es una planta de follaje escaso; sus hojas son perennes, oblongas y coriaceas terminadas en forma de lanza, de color verde oscuro la parte superior, y de color verdoso claro la inferior. Normalmente llega hasta los seis metros de altura; si las condiciones son favorables puede alcanzar hasta veinte metros. El tronco y las ramas son generalmente muy torcidos y de formas raras.
Las flores están reunidas en forma de racimo y son muy perfumadas; tienen cuatro pétalos, dos estambres y un pistilo; la corola es de un tono blanco lechoso.
Tanto las flores como los frutos nacen en las pequeñas ramas, a partir del primer año de vida del árbol.
Los frutos demoran de unos seis a siete meses para lograr la madurez, que es cuando toman un color negro brillante. Pero la cosecha de la aceituna se realiza recién cuando el árbol alcanza los ocho o diez años de vida, período en que da en abundancia. Generalmente se realiza a mano, pues otros métodos usados perjudican al árbol y además provocan la caída de frutos no maduros aún.
El árbol de olivo, de tener las condiciones adecuadas, puede llegar a vivir hasta dos siglos, aunque leyendas y tradiciones aseguran una existencia de cinco y más siglos.
La madera de este árbol es dura, muy compacta, pesada y con ausencia de nudos; por estas cualidades esta madera es excelente para la confección de objetos finos, esculpidos o torneados.
El clima ideal son las regiones en que la temperatura oscila entre los 10 y 25 centígrados. Le son perjudiciales el exceso de humedad o sequía, los cambios bruscos de temperatura, las heladas, los vientos violentos y terrenos salitrosos.
Los frutos, o sea las aceitunas, después de ser recogidas son seleccionadas; las más grandes y de mejor aspecto son para consumo natural o tratadas con salmuera. Las otras son para la elaboración del exquisito aceite de oliva; pero también se fabrica el aceite no comestible que es el llamado lampante, pues posee una acidez mayor al 5%, además de tener otras deficiencias. Este aceite, junto a otros subproductos que se obtienen derivados de la refinación de este producto, se lo utiliza para la fabricación de distintos productos industriales como pueden ser combustibles y varios productos químicos.
El olivo es una planta de gran importancia en la economía de muchos países, como Grecia, España, Francia e Italia, y creo que en nuestro país se le ha dado una importancia menor porque, por poseer todos los campos, podría ser un importante productor a nivel mundial si se tomara verdadera conciencia de este gran tesoro.



René Darán
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