lunes, 23 de julio de 2007
Glosario Ecológico A-Z
GLOSARIO ECOLOGICO
A
Acumen: Que tiene pequeña punta.
Afilo: Que no tiene hojas.
Aguijón: Púa dura y punzante de algunas plantas, originada en la corteza.
Aladas: Semillas con parte de su tegumento extendido, tienen una o más alas que favorecen la diseminación.
Albura: Capa blanda, blanquecina bajo la corteza de los árboles.
Alternos/as: Organos que nacen a uno en cada nudo del tallo.
Amento: Espiga compuesta de flores de un mismo sexo. (nogal, sauce).
Anillos de crecimiento: Sección transversal de la capa de la madera, formada por un largo período de crecimiento.
Angiosperma: Gran perfección de sus órganos reproductores.
Antera: Parte superior del estambre, que contiene el polen.
Aovado: En forma de huevo.
Apetala: Flor que carece de pétalos.
Apice: Extremo superior de un órgano.
Aquenio: Fruto seco, indehiscente y monospermo (girasol, lechuga).
Aquillado: Que tiene forma de quilla.
Armado: Lo contrario de inerme, o sea que tiene espinas.
Anillos de crecimiento: Es la sección transversal de la capa de la madera formada durante un período de crecimiento.
Axila: Angulo que forma una parte de la planta con el tronco o la rama.
B
Baya: Fruto carnoso y con muchas.
Bandas estomáticas: Franjas con muchas estomas.
Bifido: Organo hendido en dos partes estrechas.
Bifloro: Que lleva dos flores.
Bractea: Hoja pequeña que nace próxima a una flor.
Bosques heterogéneos: Compuestos por varias especies, llamados bosques mixtos.
C
Caliz: Está formado por la reunión de los sépalos.
Cápsula: Fruto seco, dehiscente, con muchas semillas.
Cono: Aspecto de piña.
Coriáceas: De consistencia de cuero.
Corola: Cubierta completa de las flores completas, formada por los pétalos, generalmente de hermosos colores.
Contracción volumétrica: Variación de volumen que sufre la madera al disminuir el contenido de humedad.
Corteza: Conjunto de tejidos del tronco y la raíz.
Cruzada o alógama: Fecundación mediante el cruce del polen de una flor al estigma de otra.
D
Dehiscente: Fruto cuyo pericarpio se abre espontáneamente a la madurez.
Dentado: Con el margen provisto de dientes.
Desarrollo sostenible: Satisfacer las necesidades presentes sin poner en peligro las de las futuras generaciones.
Duramen: La parte más dura y seca del tronco del árbol.
E
Ecología: Estudio de la relaciones entre los organismos y el medio en que viven.
Enves: Cara inferior de la lámina foliar.
Especie: Comprende un conjunto de individuos parecidos entre sí. Subdivisión de un género. Clasificación. En los árboles primero se nombra el género, luego la especie.
Estoma: Aberturas microscópicas en la epidermis de los vegetales.
Estigma: Cuerpo glanduloso, en la parte superior del pistilo.
Estambre: Organo sexual masculino de la flor.
F
Fastiglada: Forma de copa con ramas finas, insertas en ángulos agudos, que la hacen estrechas, tipo piramidal.
Fibras: Filamentos delgados, alargados con espesor de pared y longitud variable, dando resistencia y solidez a la madera.
Filamento: Parte del estambre, que sostiene la antera.
Folíolo: Cada una de las hojas que forman una hoja compuesta.
G
Geminados: Apareados. Organos que nacen de a dos.
Gineceo: Conjunto de órganos femeninos de la flor. (Ovario, estilo y estigma).
Grano: Aspecto distinto que se observa según la dirección o alineamiento que conservan los elementos que constituye la madera con respecto al eje vertical del árbol.
I
Inerme: No tiene espinas ni aguijones.
Inflorescencia: Orden con que brotan las flores en las plantas.
L
Lámina: Parte más amplia y aplanada de las hojas, sépalos, pétalos.
Legumbre: Fruto seco, típico de las leguminosas.
M
Madera compensada: Es el tablero obtenido por superposición de chapas y encoladas perfectamente entre sí.
Madera laminada: Es la transformación del tronco en chapas de poco espesor usando distintos sistemas.
Madera terciada: Es el tipo más simple de madera compensada.
Monosperma: Frutos que sólo contienen una semilla.
Mucrón: Pequeña punta en el ápice de un órgano.
N
Nervadura: Conjunto de nervios de una planta.
O
Oblongo: Organo más largo que ancho.
Obtuso: Con la parte terminal redondeada.
Opuesto: Organo que nace frente a otro en un mismo plano.
Ovario: Engrosamiento del pistilo que encierra uno o más óvulos.
Ovulo: Rudimentos de las futuras semillas.
P
Peciolo: Pie que mantiene la hoja.
Pedúnculo: Cabo que soporta la flor.
Pericarpio: Envoltura de una semilla.
Péndulo: Organo que soporta la flor.
Pétalo: Cada una de las piezas que componen la corola de la flor.
Pistilo: Organo femenino de la flor.
Pinado/a: Hojas compuestas, de hojuelas insertas a cada lado del pecíolo o de los follolos.
Polen: Polvillo fecundante de las flores, originados en las anteras y que provocan la fecundación del óvulo.
Pubescente: Que presenta pelos pequeños, finos y suaves.
R
Raquis: Nervadura principal. En las hojas compuestas, parte que lleva los folíolos o piñas y que se inicia en la terminación del pecíolo.
Ritidoma: Protección del tronco formado por tejido suberoso o muerto, adherido y agrietado en la parte externa de la corteza.
S
Sesiles: inclinados.
T
Tegumento: Tejido, membrana que envuelve y protege a otro, especialmente al óvulo y la semilla.
Textura: Estructura. Elementos constitutivos de la madera.
U
Unisexuales: Flores monosexuales. Que tienen un solo sexo.
Y
Yemas: Botón o renuevo en los vegetales. Produce tallos, flores y hojas.
A
Acumen: Que tiene pequeña punta.
Afilo: Que no tiene hojas.
Aguijón: Púa dura y punzante de algunas plantas, originada en la corteza.
Aladas: Semillas con parte de su tegumento extendido, tienen una o más alas que favorecen la diseminación.
Albura: Capa blanda, blanquecina bajo la corteza de los árboles.
Alternos/as: Organos que nacen a uno en cada nudo del tallo.
Amento: Espiga compuesta de flores de un mismo sexo. (nogal, sauce).
Anillos de crecimiento: Sección transversal de la capa de la madera, formada por un largo período de crecimiento.
Angiosperma: Gran perfección de sus órganos reproductores.
Antera: Parte superior del estambre, que contiene el polen.
Aovado: En forma de huevo.
Apetala: Flor que carece de pétalos.
Apice: Extremo superior de un órgano.
Aquenio: Fruto seco, indehiscente y monospermo (girasol, lechuga).
Aquillado: Que tiene forma de quilla.
Armado: Lo contrario de inerme, o sea que tiene espinas.
Anillos de crecimiento: Es la sección transversal de la capa de la madera formada durante un período de crecimiento.
Axila: Angulo que forma una parte de la planta con el tronco o la rama.
B
Baya: Fruto carnoso y con muchas.
Bandas estomáticas: Franjas con muchas estomas.
Bifido: Organo hendido en dos partes estrechas.
Bifloro: Que lleva dos flores.
Bractea: Hoja pequeña que nace próxima a una flor.
Bosques heterogéneos: Compuestos por varias especies, llamados bosques mixtos.
C
Caliz: Está formado por la reunión de los sépalos.
Cápsula: Fruto seco, dehiscente, con muchas semillas.
Cono: Aspecto de piña.
Coriáceas: De consistencia de cuero.
Corola: Cubierta completa de las flores completas, formada por los pétalos, generalmente de hermosos colores.
Contracción volumétrica: Variación de volumen que sufre la madera al disminuir el contenido de humedad.
Corteza: Conjunto de tejidos del tronco y la raíz.
Cruzada o alógama: Fecundación mediante el cruce del polen de una flor al estigma de otra.
D
Dehiscente: Fruto cuyo pericarpio se abre espontáneamente a la madurez.
Dentado: Con el margen provisto de dientes.
Desarrollo sostenible: Satisfacer las necesidades presentes sin poner en peligro las de las futuras generaciones.
Duramen: La parte más dura y seca del tronco del árbol.
E
Ecología: Estudio de la relaciones entre los organismos y el medio en que viven.
Enves: Cara inferior de la lámina foliar.
Especie: Comprende un conjunto de individuos parecidos entre sí. Subdivisión de un género. Clasificación. En los árboles primero se nombra el género, luego la especie.
Estoma: Aberturas microscópicas en la epidermis de los vegetales.
Estigma: Cuerpo glanduloso, en la parte superior del pistilo.
Estambre: Organo sexual masculino de la flor.
F
Fastiglada: Forma de copa con ramas finas, insertas en ángulos agudos, que la hacen estrechas, tipo piramidal.
Fibras: Filamentos delgados, alargados con espesor de pared y longitud variable, dando resistencia y solidez a la madera.
Filamento: Parte del estambre, que sostiene la antera.
Folíolo: Cada una de las hojas que forman una hoja compuesta.
G
Geminados: Apareados. Organos que nacen de a dos.
Gineceo: Conjunto de órganos femeninos de la flor. (Ovario, estilo y estigma).
Grano: Aspecto distinto que se observa según la dirección o alineamiento que conservan los elementos que constituye la madera con respecto al eje vertical del árbol.
I
Inerme: No tiene espinas ni aguijones.
Inflorescencia: Orden con que brotan las flores en las plantas.
L
Lámina: Parte más amplia y aplanada de las hojas, sépalos, pétalos.
Legumbre: Fruto seco, típico de las leguminosas.
M
Madera compensada: Es el tablero obtenido por superposición de chapas y encoladas perfectamente entre sí.
Madera laminada: Es la transformación del tronco en chapas de poco espesor usando distintos sistemas.
Madera terciada: Es el tipo más simple de madera compensada.
Monosperma: Frutos que sólo contienen una semilla.
Mucrón: Pequeña punta en el ápice de un órgano.
N
Nervadura: Conjunto de nervios de una planta.
O
Oblongo: Organo más largo que ancho.
Obtuso: Con la parte terminal redondeada.
Opuesto: Organo que nace frente a otro en un mismo plano.
Ovario: Engrosamiento del pistilo que encierra uno o más óvulos.
Ovulo: Rudimentos de las futuras semillas.
P
Peciolo: Pie que mantiene la hoja.
Pedúnculo: Cabo que soporta la flor.
Pericarpio: Envoltura de una semilla.
Péndulo: Organo que soporta la flor.
Pétalo: Cada una de las piezas que componen la corola de la flor.
Pistilo: Organo femenino de la flor.
Pinado/a: Hojas compuestas, de hojuelas insertas a cada lado del pecíolo o de los follolos.
Polen: Polvillo fecundante de las flores, originados en las anteras y que provocan la fecundación del óvulo.
Pubescente: Que presenta pelos pequeños, finos y suaves.
R
Raquis: Nervadura principal. En las hojas compuestas, parte que lleva los folíolos o piñas y que se inicia en la terminación del pecíolo.
Ritidoma: Protección del tronco formado por tejido suberoso o muerto, adherido y agrietado en la parte externa de la corteza.
S
Sesiles: inclinados.
T
Tegumento: Tejido, membrana que envuelve y protege a otro, especialmente al óvulo y la semilla.
Textura: Estructura. Elementos constitutivos de la madera.
U
Unisexuales: Flores monosexuales. Que tienen un solo sexo.
Y
Yemas: Botón o renuevo en los vegetales. Produce tallos, flores y hojas.
Ybirá-Pitá
El árbol ha constituido en todo los países y en todos los tiempos, la base más sólida sobre la que se ha asentado la evolución económica y social de las naciones, pues ningún otro elemento natural posee la nobleza y la fuerza reguladora que en forma tan magnífica prodiga el árbol.
“Los paisajes vegetales ejercen una gran atracción no sólo por el encanto y la armonía de los árboles que los componen o por la belleza de sus colores, sino también porque en ellos se refleja el signo de la victoria, de la conquista de la vida sobre la muerta aridez mineral.
“La madera encuentra su utilización indispensable tanto en la casa suntuosa del rico como en la humilde del pobre. Los barnices y los tintes elaborados a base de resinas y trementinas producidas por algunos árboles decoran los muebles, haciendo la vida grata y confortable.”
“El papel de los diarios, revistas, libros, etcétera, que ilustran y mantienen al mundo informado de lo que acontece, es elaborado con la pasta celulósica proveniente de la madera de algunas especies de árboles. Además se obtiene gran cantidad de subproductos de amplia demanda y múltiples aplicaciones, como son, por ejemplo, los derivados de la celulosa en bruto o refinada: papel, celofanes, rayón, colodión, explosivos y plásticos; derivados de la lignina: fertilizantes, ácidos, materias tintóreas, adhesivos, etcétera; de los productos de hidrólisis de la madera: alcohol etílico, azúcares; de la destilación seca o destructiva: carbón, alcohol metílico, ácido acético, creosota, acetona, trementina, aceites, etcétera.” De Cartilla Forestal (Publicación del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación).
En las selvas altas de Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa y norte de Santa Fe crece naturalmente el ybirá-pitá y, cultivado, en parque y avenidas de la región templado-cálida del país. Como los ejemplares que pueden admirarse en Olivos, sobre la avenida Maipú, en la acera de la quinta presidencial.
Árbol que no solo nos brinda su excelente madera, sino que por su follaje elegante, parecido al del Jacaranda, nos da su colorido cuando se cubre de sus espléndidas inflorescencias amarillo dorado otoñales, convirtiéndolo en uno de los árboles de mayor valor ornamental.
El ybirá-pirá (Peltoohorum du blum) pertenece a la familia de las leguminosas; se le conoce también como “ivirá-puitá”, “virá-pitá”, “caña-fistula” y en Buenos Aires lo llaman incorrectamente “Jacarandá de flor amarilla”. Su nombre “pitá” o “puitá” viene del guaraní y significa color castaño-rojizo a castaño-violáceo de su duramen.
Este árbol alcanza una altura de hasta 30 metros por 1,70 a 2 metros de diámetro; su fuste es más o menos recto. Su madera es pesada, elástica, fuerte; con muy buena dureza transversal; por su baja estabilidad dimensional tiene tendencia a rajarse o agrietarse. La textura es mediana, de grano derecho o sinuoso y entrelazado; la albura es de color ocre a rosado y el duramen, como dijimos, es castaño-rojizo a violáceo, con un ligero brillo natural. El veteado es pronunciado y atrayente, de color verde amarillento a grisáceo, por ello es muy utilizado para revestimientos decorativos de interior con madera maciza.
La madera del ybirá-pitá, debido a su resistencia a la intemperie, no en contacto con la tierra, es usada en construcciones rurales e hidráulicas. También es muy apreciada por sus buenas cualidades en carpintería en general, como en marcos para puertas, peldaños de escaleras, embarcaciones, silos, pisos, etcétera. La corteza es de castaño grisácea, rugosa, contiene tanino de excelente calidad, que es muy usado para la labor de curtir pieles finas.
Este árbol mantiene su follaje casi todo el año. Cuando pierde parte o casi todas sus hojas, las ramas levantadas asemejan esqueléticos brazos muertos, son vida, inertes, y cuando llega la primavera aparecen menudas yemas de color verde que en pocos días se transforman en hojitas y al cabo de unas semanas el ybirá-pitá, al llegar la estación más hermosa del año para la vegetación, dará la sensación de vida y potencia.
Las flores están reunidas en grandes y vistosas panojas terminales, amarillas, hermafroditas. Sus frutos están en vainas samaroides, indehisentes y achatadas que contienen de una a tres semillas, de color castaño. Las hojas son grandes, compuestas, alternas y verde oscuro en la superior.
Este es otro ejemplar de la inmensa variedad que nos ofrece el mundo vegetal.
René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar
“Los paisajes vegetales ejercen una gran atracción no sólo por el encanto y la armonía de los árboles que los componen o por la belleza de sus colores, sino también porque en ellos se refleja el signo de la victoria, de la conquista de la vida sobre la muerta aridez mineral.
“La madera encuentra su utilización indispensable tanto en la casa suntuosa del rico como en la humilde del pobre. Los barnices y los tintes elaborados a base de resinas y trementinas producidas por algunos árboles decoran los muebles, haciendo la vida grata y confortable.”
“El papel de los diarios, revistas, libros, etcétera, que ilustran y mantienen al mundo informado de lo que acontece, es elaborado con la pasta celulósica proveniente de la madera de algunas especies de árboles. Además se obtiene gran cantidad de subproductos de amplia demanda y múltiples aplicaciones, como son, por ejemplo, los derivados de la celulosa en bruto o refinada: papel, celofanes, rayón, colodión, explosivos y plásticos; derivados de la lignina: fertilizantes, ácidos, materias tintóreas, adhesivos, etcétera; de los productos de hidrólisis de la madera: alcohol etílico, azúcares; de la destilación seca o destructiva: carbón, alcohol metílico, ácido acético, creosota, acetona, trementina, aceites, etcétera.” De Cartilla Forestal (Publicación del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación).
En las selvas altas de Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa y norte de Santa Fe crece naturalmente el ybirá-pitá y, cultivado, en parque y avenidas de la región templado-cálida del país. Como los ejemplares que pueden admirarse en Olivos, sobre la avenida Maipú, en la acera de la quinta presidencial.
Árbol que no solo nos brinda su excelente madera, sino que por su follaje elegante, parecido al del Jacaranda, nos da su colorido cuando se cubre de sus espléndidas inflorescencias amarillo dorado otoñales, convirtiéndolo en uno de los árboles de mayor valor ornamental.
El ybirá-pirá (Peltoohorum du blum) pertenece a la familia de las leguminosas; se le conoce también como “ivirá-puitá”, “virá-pitá”, “caña-fistula” y en Buenos Aires lo llaman incorrectamente “Jacarandá de flor amarilla”. Su nombre “pitá” o “puitá” viene del guaraní y significa color castaño-rojizo a castaño-violáceo de su duramen.
Este árbol alcanza una altura de hasta 30 metros por 1,70 a 2 metros de diámetro; su fuste es más o menos recto. Su madera es pesada, elástica, fuerte; con muy buena dureza transversal; por su baja estabilidad dimensional tiene tendencia a rajarse o agrietarse. La textura es mediana, de grano derecho o sinuoso y entrelazado; la albura es de color ocre a rosado y el duramen, como dijimos, es castaño-rojizo a violáceo, con un ligero brillo natural. El veteado es pronunciado y atrayente, de color verde amarillento a grisáceo, por ello es muy utilizado para revestimientos decorativos de interior con madera maciza.
La madera del ybirá-pitá, debido a su resistencia a la intemperie, no en contacto con la tierra, es usada en construcciones rurales e hidráulicas. También es muy apreciada por sus buenas cualidades en carpintería en general, como en marcos para puertas, peldaños de escaleras, embarcaciones, silos, pisos, etcétera. La corteza es de castaño grisácea, rugosa, contiene tanino de excelente calidad, que es muy usado para la labor de curtir pieles finas.
Este árbol mantiene su follaje casi todo el año. Cuando pierde parte o casi todas sus hojas, las ramas levantadas asemejan esqueléticos brazos muertos, son vida, inertes, y cuando llega la primavera aparecen menudas yemas de color verde que en pocos días se transforman en hojitas y al cabo de unas semanas el ybirá-pitá, al llegar la estación más hermosa del año para la vegetación, dará la sensación de vida y potencia.
Las flores están reunidas en grandes y vistosas panojas terminales, amarillas, hermafroditas. Sus frutos están en vainas samaroides, indehisentes y achatadas que contienen de una a tres semillas, de color castaño. Las hojas son grandes, compuestas, alternas y verde oscuro en la superior.
Este es otro ejemplar de la inmensa variedad que nos ofrece el mundo vegetal.
René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar
Yuchán
Una tierra, la de nuestro país, inconmensurable y hermosa, que se extiende desde la quebrada de Humahuaca hasta los hielos de la Antártica y desde el río de la Plata hasta la cordillera de los Andes, con grandes y variadas zonas boscosas, vasta extensiones de tierras aptas y climas excepcionales para el desarrollo del árbol.
Tierra que a pesar de la generosa naturaleza, necesita, sin embargo, el esfuerzo del hombre para su mayor aprovechamiento.
Tierras boscosas que se extienden desde las lujuriantes selvas subtropicales de Misiones, Salta, Jujuy y Tucumán, hasta la frígida región fueguina. Donde colosos formidables como el “palo rosa”, el “lapacho”, el “cobil” o “nogal”, lucen sus soberbios ramajes; el “quebracho”, el “molle”, el “algarrobo”, el “caldén”, el “ñandubai”, el “tala”, nos recuerdan la rudeza y bondad de nuestra estirpe; los “alerces milenarios”, los “cohihués” orgullo de la floresta andino-patagónica, nos hablan de un armonioso equilibrio natural que es preciso conocer, conservar y amarlo.
Quizá en nuestro país falte una verdadera “conciencia forestal”, que implique un mayor amor al árbol y un plan para cubrir el territorio con especies adecuadas para usos industriales, ya para apuntalar el equilibrio biológico o para gozar del subproducto de color, vida y belleza que nos brindan.
Las cualidades que se requieren de una madera dependen del uso a que se la destine.
En ebanistería es primordial la vistosidad de la vetas, ausencia de nudos y otros defectos; en aviación se usan maderas livianas; en tornería las maderas deben ser muy compactas y de textura fina, etc.
Para todos estos distintos usos se buscan maderas apropiadas.
La madera para aserrar, además de deformarse si cambia su estado higroscópico (si absorbe o pierde humedad), tiene el inconveniente, si se desea obtener tableros de grandes dimensiones, de que hay que encolar varias tablas. La industria subsana estos problemas fabricando madera enchapada y madera regenerada.
Un árbol, que si bien no es de gran importancia dentro de la industria forestal, pero que contribuye con su pequeño aporte a formar la gran máquina de aquella, además de darnos su belleza, es el yuchán (Chorisia inegnis), que pertenece a la familia de los hombacaceas.
Además, se lo conoce también con los nombres de “algodón”, “painera”, “palo botella” y “palo borracho de flor amarilla.”
Es uno de los árboles indígenas más originales de nuestra flora.
Suele presentar dos tipos muy diferentes entre sí: uno es el árbol corpulento de tronco relativamente corto y diámetro que alcanza los 2 metros, de forma de botella o de esfera y aún con un mayor diámetro que altura, es característico de los valles áridos del noroeste argentino. El otro, elevado, de tronco esbelto, crece en el interior de bosques y selvas húmedas, donde alcanza unos 20 metros de altura.
La corteza del yuchán es gris verdosa, provista de gruesos aguijones cónicos, de unos 8 centímetros de largo por 6 de diámetro.
El follaje se mantiene largo tiempo sobre la planta, en ocasiones hasta la aparición de las nuevas hojas, de un bonito verde que tira al dorado o al bronceado.
La floración, abundante, tiene lugar de enero a julio, existiendo ejemplares precoces y tardíos.
Las flores varían de blanco cremoso a blanco pardusco.
La madera que nos proporciona es muy liviana (peso específico: 0,220) y muy blanda; de color pardo claro.
Se la utiliza para la fabricación de barriles y canoas monoxilas.
El yuchán, si bien, como dijimos antes, no brinda mucho a la industria, en cambio contribuye con su sugestiva belleza a adornar nuestros bosques.
René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar
Tierra que a pesar de la generosa naturaleza, necesita, sin embargo, el esfuerzo del hombre para su mayor aprovechamiento.
Tierras boscosas que se extienden desde las lujuriantes selvas subtropicales de Misiones, Salta, Jujuy y Tucumán, hasta la frígida región fueguina. Donde colosos formidables como el “palo rosa”, el “lapacho”, el “cobil” o “nogal”, lucen sus soberbios ramajes; el “quebracho”, el “molle”, el “algarrobo”, el “caldén”, el “ñandubai”, el “tala”, nos recuerdan la rudeza y bondad de nuestra estirpe; los “alerces milenarios”, los “cohihués” orgullo de la floresta andino-patagónica, nos hablan de un armonioso equilibrio natural que es preciso conocer, conservar y amarlo.
Quizá en nuestro país falte una verdadera “conciencia forestal”, que implique un mayor amor al árbol y un plan para cubrir el territorio con especies adecuadas para usos industriales, ya para apuntalar el equilibrio biológico o para gozar del subproducto de color, vida y belleza que nos brindan.
Las cualidades que se requieren de una madera dependen del uso a que se la destine.
En ebanistería es primordial la vistosidad de la vetas, ausencia de nudos y otros defectos; en aviación se usan maderas livianas; en tornería las maderas deben ser muy compactas y de textura fina, etc.
Para todos estos distintos usos se buscan maderas apropiadas.
La madera para aserrar, además de deformarse si cambia su estado higroscópico (si absorbe o pierde humedad), tiene el inconveniente, si se desea obtener tableros de grandes dimensiones, de que hay que encolar varias tablas. La industria subsana estos problemas fabricando madera enchapada y madera regenerada.
Un árbol, que si bien no es de gran importancia dentro de la industria forestal, pero que contribuye con su pequeño aporte a formar la gran máquina de aquella, además de darnos su belleza, es el yuchán (Chorisia inegnis), que pertenece a la familia de los hombacaceas.
Además, se lo conoce también con los nombres de “algodón”, “painera”, “palo botella” y “palo borracho de flor amarilla.”
Es uno de los árboles indígenas más originales de nuestra flora.
Suele presentar dos tipos muy diferentes entre sí: uno es el árbol corpulento de tronco relativamente corto y diámetro que alcanza los 2 metros, de forma de botella o de esfera y aún con un mayor diámetro que altura, es característico de los valles áridos del noroeste argentino. El otro, elevado, de tronco esbelto, crece en el interior de bosques y selvas húmedas, donde alcanza unos 20 metros de altura.
La corteza del yuchán es gris verdosa, provista de gruesos aguijones cónicos, de unos 8 centímetros de largo por 6 de diámetro.
El follaje se mantiene largo tiempo sobre la planta, en ocasiones hasta la aparición de las nuevas hojas, de un bonito verde que tira al dorado o al bronceado.
La floración, abundante, tiene lugar de enero a julio, existiendo ejemplares precoces y tardíos.
Las flores varían de blanco cremoso a blanco pardusco.
La madera que nos proporciona es muy liviana (peso específico: 0,220) y muy blanda; de color pardo claro.
Se la utiliza para la fabricación de barriles y canoas monoxilas.
El yuchán, si bien, como dijimos antes, no brinda mucho a la industria, en cambio contribuye con su sugestiva belleza a adornar nuestros bosques.
René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar
Viraró
La tala indiscriminada de nuestros bosques, generalmente sin tener en cuenta planes de reforestación, llegaron al extremo de poner en peligro ciertas especies. Así por ejemplo, la “Forestal”, en el norte santafesino, industrializó sin un plan de reforestación el quebracho colorado, dejando empobrecida a la zona y creando un gran déficit de esta madera en la Nación.
Por eso, cuando analizamos un árbol de múltiples usos industriales, cabe preguntarnos: Pensamos en el futuro o solamente vivimos el presente, aprovechándonos de la generosa naturaleza?
Un árbol con excelentes cualidades industriales, que quizás llegue a sufrir graves consecuencias si no se trabaja aplicando un consciente y riguroso plan de reforestación, es el viraró (Pterogyne nitens).
Es llamado vulgarmente tipa colorada, tipa, tipilla, palo mortero, codal, ibiraró, palo rosa, palo coca. Pertenece a la familia de las leguminosas.
Lo encontramos en los ambientes húmedos de todos los bosques del norte, principalmente Salta Y Jujuy, llegando también hasta el parque chaqueño, Misiones y Corrientes.
Características
Árbol mediano, de unos 25 metros de altura y unos 90 centímetros de diámetro. Sus hojas son compuestas, semipersistentes, alternas, de unos 30 centímetros de largo por 6 de ancho; con folíolos (cada división de una hoja compuesta) casi sesiles, en número de 8 a 18 ovales, borde entero, con nervaduras bien marcadas; de color verde oscuro, lustrosas en su parte superior, opacas y claras en la inferior.
De flores pequeñas -unos 5 milímetros- perfumadas, hermafroditas (que tienen estambres y pistilo), agrupadas en racimos axilares de unos 6 centímetros de largo. Su fruto seco, de sólo una semilla longitudinal, tiene forma de alas, de color castaño rojizo y brillante.
Corteza de mediano espesor, lisa cuando el árbol es joven, rugosa y resquebrajada en los ejemplares adultos; de color castaño grisáceo.
Entre la albura y el duramen existe una pequeña diferencia de color, desde el castaño amarillento al rosado pálido hasta el rojo violáceo; con un apreciable brillo tornasolado.
La textura es fina a mediana, heterogénea, oblicua o ligeramente espigada, con un veteado pronunciado y hermoso.
Usos
Muy resistente a los esfuerzos de flexión; semidura, casi pesada. elástica, tenaz, su madera es muy utilizada en trabajos de curvado, con acción de vapor, permitiendo obtener excelentes resultados en sillas de estilo, tallas y molduras, mueblería de lujo, carpintería fina y trabajos de tornería.
La madera tiene un muy buen comportamiento enterrada o sumergida en agua, y es amplia su aplicación en carpintería naval, partes bajo agua, pisos, carrocerías, etc. Es fácil de trabajar y clavar; se logra buena terminación; toma bien las pinturas, lustres y barnices. Apta para la obtención de láminas para la fabricación de terciados o enchapados y de gran utilidad para revestimientos decorativos.
El proceso de secado debe ser muy lento, obteniéndose excelente calidad de madera, sin rajaduras no torsiones y carente de manchas; no necesita tratamientos contra insectos y posee buena estabilidad dimensional.
René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar
Por eso, cuando analizamos un árbol de múltiples usos industriales, cabe preguntarnos: Pensamos en el futuro o solamente vivimos el presente, aprovechándonos de la generosa naturaleza?
Un árbol con excelentes cualidades industriales, que quizás llegue a sufrir graves consecuencias si no se trabaja aplicando un consciente y riguroso plan de reforestación, es el viraró (Pterogyne nitens).
Es llamado vulgarmente tipa colorada, tipa, tipilla, palo mortero, codal, ibiraró, palo rosa, palo coca. Pertenece a la familia de las leguminosas.
Lo encontramos en los ambientes húmedos de todos los bosques del norte, principalmente Salta Y Jujuy, llegando también hasta el parque chaqueño, Misiones y Corrientes.
Características
Árbol mediano, de unos 25 metros de altura y unos 90 centímetros de diámetro. Sus hojas son compuestas, semipersistentes, alternas, de unos 30 centímetros de largo por 6 de ancho; con folíolos (cada división de una hoja compuesta) casi sesiles, en número de 8 a 18 ovales, borde entero, con nervaduras bien marcadas; de color verde oscuro, lustrosas en su parte superior, opacas y claras en la inferior.
De flores pequeñas -unos 5 milímetros- perfumadas, hermafroditas (que tienen estambres y pistilo), agrupadas en racimos axilares de unos 6 centímetros de largo. Su fruto seco, de sólo una semilla longitudinal, tiene forma de alas, de color castaño rojizo y brillante.
Corteza de mediano espesor, lisa cuando el árbol es joven, rugosa y resquebrajada en los ejemplares adultos; de color castaño grisáceo.
Entre la albura y el duramen existe una pequeña diferencia de color, desde el castaño amarillento al rosado pálido hasta el rojo violáceo; con un apreciable brillo tornasolado.
La textura es fina a mediana, heterogénea, oblicua o ligeramente espigada, con un veteado pronunciado y hermoso.
Usos
Muy resistente a los esfuerzos de flexión; semidura, casi pesada. elástica, tenaz, su madera es muy utilizada en trabajos de curvado, con acción de vapor, permitiendo obtener excelentes resultados en sillas de estilo, tallas y molduras, mueblería de lujo, carpintería fina y trabajos de tornería.
La madera tiene un muy buen comportamiento enterrada o sumergida en agua, y es amplia su aplicación en carpintería naval, partes bajo agua, pisos, carrocerías, etc. Es fácil de trabajar y clavar; se logra buena terminación; toma bien las pinturas, lustres y barnices. Apta para la obtención de láminas para la fabricación de terciados o enchapados y de gran utilidad para revestimientos decorativos.
El proceso de secado debe ser muy lento, obteniéndose excelente calidad de madera, sin rajaduras no torsiones y carente de manchas; no necesita tratamientos contra insectos y posee buena estabilidad dimensional.
René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar
Vid
La uva, fruto de la vid, ha sido siempre, desde los tiempos bíblicos, símbolo de abundancia. Sus hermosos racimos nos proporcionan precisos alimentos, además de muchos derivados como el aceite de uva; y también, lo más importante – principal sostén económico de muchas regiones – los flamantes vinos que alegran nuestras fiestas, y que muchos, bebiéndolo, creen olvidar penas.
En la época del Renacimiento, siglos XV y XVI, es cuando realmente comienza una nueva era en la historia del vino, pues a partir de ese momento se mejoran e incorporan nuevas técnicas en los sistemas de vinificación.
Entonces aparecen nombres que a través del tiempo han escrito una verdadera historia, como el vino de Borgoña y el de Champaña, en Francia.
Hay hombres que ocupan sitios de honor entre quienes fomentaron la industria vitivinícola, como el francés Dom Perignon que descubrió el modo de fabricar el chamagne espumoso.
En España, se comenzó la producción de vinos quizás menos refinados, pero de muco cuerpo, y que compiten con los mejores del mundo. Así hoy podemos hablar del vino de Jerez y el de Málaga o de la calidad indiscutible del Valdepeñas, por nombrar algunos.
En Portugal, el vino que tiene un sitio de preminencia es sin lugar a duda el inigualable Oporto.
Quien no ha sentido hablar de los vinos italianos como el Chianti, el Nebiolo, el Barbera, el Fresia.
El Moseta y el vino del Rin en Alemania. El Tokai de Hungría. El afamado vino del Cáucaso, de Rusia.
En el continente americano, al ser conquistado, rápidamente se comenzó a elaborar la uva y así hoy podemos hablar de vinos que compiten con los mejores del mundo, como los vinos chilenos, o los vinos Cerros de San Juan, de Uruguay, o los afamados vinos argentinos, que tienen distintas características según la región. Algunas de las provincias de nuestro territorio donde más se cultiva la vid son: San Juan, La Rioja, Salta, Córdoba, y principalmente Mendoza. De ésta última provienen los mejores vinos que se elaboran en el país y que nos llenan de orgullo.
Los vinos de uva comprenden generalmente vinos tintos, que son de uva negra fermentada y luego estrujada; los blancos son de uvas blancas o negras exprimidas antes de la fermentación; los vinos claretes están formados por mezclas de uvas; los espumosos son fabricados como los vinos blancos, pero embotellados antes de su completa fermentación; los dulces son vinos hechos con uvas muy maduras con agregado de azúcar; los mistelas son el resultado de la mezcla del mosto con aguardiente y sustancias aromáticas.
La vid es una planta vitácea, vivaz y trepadora, con tronco retorcido, vástagos muy largos, flexibles y nudosos. Sus hojas son alternas, pecioladas, grandes y partidas en 5 lóbulos puntiagudos; las flores son verdosas en racimos, y su fruto es la uva, consistente en una baya o grano más o menos redondo y jugoso que crece en racimos.
Para que la vid crezca con fuerza y de fruto abundante, todos los años se la poda. Según Plinio, la poda de la vid surgió de pura casualidad. Una cabra comió los renuevos de una planta, y el labrador observó que al año siguiente las uvas eran más abundantes y de mejor calidad.
Entre los griegos la leyenda acerca del vino, atribuye al dios Baco (Dionisio) el descubrimiento del vino, pues se dice que fue el primero en cultivar la vid y extraer de ella el vino. Esto indica la gran antigüedad que tiene el cultivo de la vid, y por supuesto la elaboración del vino. Asimismo, atestigua que todos los pueblos de antaño conocieron el vino, desde la India hasta las Galias.
Los hebreos creen que Noé tuvo la idea de utilizar el zumo de la uva como bebida, y entre los latinos se asigna esa iniciativa a Saturno.
Los romanos tenían viñedos famosos de los que obtenían vinos; claro que estos vinos hoy día quizá no serían de nuestro agrado, por su sabor, pues lo mezclaban con miel, alquitrán y otras sustancias aromáticas.
El vino es hoy una bebida universal, que está presente en la mesa de todos los hogares. La vid nos da un fruto que tiene una gran importancia, pues se obtienen de él muchos productos que son una verdadera fuente de riqueza para las regiones donde se la cultiva, y un importante recurso para la nación.
René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar
En la época del Renacimiento, siglos XV y XVI, es cuando realmente comienza una nueva era en la historia del vino, pues a partir de ese momento se mejoran e incorporan nuevas técnicas en los sistemas de vinificación.
Entonces aparecen nombres que a través del tiempo han escrito una verdadera historia, como el vino de Borgoña y el de Champaña, en Francia.
Hay hombres que ocupan sitios de honor entre quienes fomentaron la industria vitivinícola, como el francés Dom Perignon que descubrió el modo de fabricar el chamagne espumoso.
En España, se comenzó la producción de vinos quizás menos refinados, pero de muco cuerpo, y que compiten con los mejores del mundo. Así hoy podemos hablar del vino de Jerez y el de Málaga o de la calidad indiscutible del Valdepeñas, por nombrar algunos.
En Portugal, el vino que tiene un sitio de preminencia es sin lugar a duda el inigualable Oporto.
Quien no ha sentido hablar de los vinos italianos como el Chianti, el Nebiolo, el Barbera, el Fresia.
El Moseta y el vino del Rin en Alemania. El Tokai de Hungría. El afamado vino del Cáucaso, de Rusia.
En el continente americano, al ser conquistado, rápidamente se comenzó a elaborar la uva y así hoy podemos hablar de vinos que compiten con los mejores del mundo, como los vinos chilenos, o los vinos Cerros de San Juan, de Uruguay, o los afamados vinos argentinos, que tienen distintas características según la región. Algunas de las provincias de nuestro territorio donde más se cultiva la vid son: San Juan, La Rioja, Salta, Córdoba, y principalmente Mendoza. De ésta última provienen los mejores vinos que se elaboran en el país y que nos llenan de orgullo.
Los vinos de uva comprenden generalmente vinos tintos, que son de uva negra fermentada y luego estrujada; los blancos son de uvas blancas o negras exprimidas antes de la fermentación; los vinos claretes están formados por mezclas de uvas; los espumosos son fabricados como los vinos blancos, pero embotellados antes de su completa fermentación; los dulces son vinos hechos con uvas muy maduras con agregado de azúcar; los mistelas son el resultado de la mezcla del mosto con aguardiente y sustancias aromáticas.
La vid es una planta vitácea, vivaz y trepadora, con tronco retorcido, vástagos muy largos, flexibles y nudosos. Sus hojas son alternas, pecioladas, grandes y partidas en 5 lóbulos puntiagudos; las flores son verdosas en racimos, y su fruto es la uva, consistente en una baya o grano más o menos redondo y jugoso que crece en racimos.
Para que la vid crezca con fuerza y de fruto abundante, todos los años se la poda. Según Plinio, la poda de la vid surgió de pura casualidad. Una cabra comió los renuevos de una planta, y el labrador observó que al año siguiente las uvas eran más abundantes y de mejor calidad.
Entre los griegos la leyenda acerca del vino, atribuye al dios Baco (Dionisio) el descubrimiento del vino, pues se dice que fue el primero en cultivar la vid y extraer de ella el vino. Esto indica la gran antigüedad que tiene el cultivo de la vid, y por supuesto la elaboración del vino. Asimismo, atestigua que todos los pueblos de antaño conocieron el vino, desde la India hasta las Galias.
Los hebreos creen que Noé tuvo la idea de utilizar el zumo de la uva como bebida, y entre los latinos se asigna esa iniciativa a Saturno.
Los romanos tenían viñedos famosos de los que obtenían vinos; claro que estos vinos hoy día quizá no serían de nuestro agrado, por su sabor, pues lo mezclaban con miel, alquitrán y otras sustancias aromáticas.
El vino es hoy una bebida universal, que está presente en la mesa de todos los hogares. La vid nos da un fruto que tiene una gran importancia, pues se obtienen de él muchos productos que son una verdadera fuente de riqueza para las regiones donde se la cultiva, y un importante recurso para la nación.
René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
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Vegetales Autóctonos
El maíz, la papa, la batata, la mandioca, el maní, el zapallo, el girasol, etcétera son plantas autóctonas, es decir, originarias de América del Sur. Los indios las utilizaban para su alimentación; cuando llegaron los conquistadores, hicieron lo mismo y además las llevaron a Europa y de esa manera se extendió su cultivo a todo el mundo.
“Papa” es una de las primeras palabras que pronunciamos. Con ella designamos todas las comidas, desde el puré de papas, que fue nuestro primer alimento sólido. La papa – o patata – se encuentra en la preparación de innumerables comidas; podríamos decir que no hay una sola región del mundo donde no se coma papa; esto demuestra hasta qué grado llegó la difusión de su cultivo. este tubérculo – o tallo subterráneo – se cultiva en todo nuestro territorio. Necesita suelo arenoso, por eso las provincias más aptas para su cultivo son Buenos Aires, Mendoza, el valle de Río Negro y Santa Fe. De la papa, además, se obtiene una harina o fécula, que los indios llamaban chuño. También es rica en almidón.
La batata también es otra hortaliza originaria de América del Sur. Requiere calor y humedad, y como la papa, se ve favorecida en terrenos arenosos. Se cultiva en zonas templadas, como en el litoral, Santiago del Estero y Tucumán. Cada planta de batata da numerosos tubérculos (son tallos subterráneos que se engruesan para acumular materias de reserva, generalmente acumulan almidón) que se extraen para ser utilizados como alimento.
La mandioca tiene raíces tuberculosas que sirven para la preparación de varias comidas. Se cultiva en las provincias del nordeste. Los indios la usaban en su alimentación; hoy día se consume mucho en la zona de producción, dado que la mandioca conserva todas sus propiedades unas 24 horas. De este tubérculo se elabora una harina gruesa, llamada fariña, también tapioca, fécula y otros productos industriales.
El zapallo es otra hortaliza indígena, que se cultiva en todo el territorio. Es un fruto de gran consumo entre la población. Existe una gran variedad, unos son grandes, otros pequeños, o alargados o redondos. Si bien su valor alimenticio es reducido, está presente en la preparación de muchísimas comidas.
El maní es una planta tropical, que en nuestro país se cultiva en Córdoba, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Tucumán y Santa Fe. Del grano de maní se obtiene gran cantidad de aceite comestible, de excelente calidad. También los granos de maní tostado son un alimento muy rico y nutritivo, que se emplea mucho en confitería.
Cuando las carabelas de Colón volvieron a España, llevaban, entre las curiosidades que encontraron en las nuevas tierras descubiertas, una planta de maíz. El almirante en una carta a los reyes, informaba que había grandes extensiones de tierras cultivadas con dicha planta. Claro, los conquistadores buscaban oro, y no dieron importancia a aquella insignificante planta. El codiciado oro buscado pronto se acabó; en cambio el maíz se multiplicó y multiplicó, y así se extendió por todo el mundo. Hoy se cultiva, se procesa y se consume en todo el globo. Este importante cereal se cultiva en toda la extensión de nuestro territorio desde muchas antes de la llegada de los conquistadores. Los indios lo usaban como principal alimento; los diaguitas en el noroeste lo cultivaban, como así los guaraníes en el litoral. Las principales zonas maiceras de nuestro país son el este de Córdoba, norte de Buenos Aires y Santa Fe. Del grano del maíz se obtienen todas las sustancias alimenticias que nuestro organismo requiere, además es un excelente alimento para los animales. Los indios además de aprovechar el grano como alimento, preparaban una bebida alcohólica muy fuerte, “la chicha”. Hoy se obtiene aceite, harina y otros subproductos. Sus flores femeninas se agrupan y forman el “choclo”, son las únicas que dan fruto. Las flores masculinas se juntan en una panoja terminal, es decir, en la extremidad del tallo, que cuando maduran dejan caer el polen como una tenue nube de un polvillo amarillento; este polen cae al azar sobre las flores femeninas y las fecunda; solo así el choclo puede granar y dar una mazorca de abundantes y nutritivos granos.
Estas y otras hortalizas se cultivan en nuestro país, que nos dejan un pensamiento: ¡qué rico es nuestro suelo!”
René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
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“Papa” es una de las primeras palabras que pronunciamos. Con ella designamos todas las comidas, desde el puré de papas, que fue nuestro primer alimento sólido. La papa – o patata – se encuentra en la preparación de innumerables comidas; podríamos decir que no hay una sola región del mundo donde no se coma papa; esto demuestra hasta qué grado llegó la difusión de su cultivo. este tubérculo – o tallo subterráneo – se cultiva en todo nuestro territorio. Necesita suelo arenoso, por eso las provincias más aptas para su cultivo son Buenos Aires, Mendoza, el valle de Río Negro y Santa Fe. De la papa, además, se obtiene una harina o fécula, que los indios llamaban chuño. También es rica en almidón.
La batata también es otra hortaliza originaria de América del Sur. Requiere calor y humedad, y como la papa, se ve favorecida en terrenos arenosos. Se cultiva en zonas templadas, como en el litoral, Santiago del Estero y Tucumán. Cada planta de batata da numerosos tubérculos (son tallos subterráneos que se engruesan para acumular materias de reserva, generalmente acumulan almidón) que se extraen para ser utilizados como alimento.
La mandioca tiene raíces tuberculosas que sirven para la preparación de varias comidas. Se cultiva en las provincias del nordeste. Los indios la usaban en su alimentación; hoy día se consume mucho en la zona de producción, dado que la mandioca conserva todas sus propiedades unas 24 horas. De este tubérculo se elabora una harina gruesa, llamada fariña, también tapioca, fécula y otros productos industriales.
El zapallo es otra hortaliza indígena, que se cultiva en todo el territorio. Es un fruto de gran consumo entre la población. Existe una gran variedad, unos son grandes, otros pequeños, o alargados o redondos. Si bien su valor alimenticio es reducido, está presente en la preparación de muchísimas comidas.
El maní es una planta tropical, que en nuestro país se cultiva en Córdoba, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Tucumán y Santa Fe. Del grano de maní se obtiene gran cantidad de aceite comestible, de excelente calidad. También los granos de maní tostado son un alimento muy rico y nutritivo, que se emplea mucho en confitería.
Cuando las carabelas de Colón volvieron a España, llevaban, entre las curiosidades que encontraron en las nuevas tierras descubiertas, una planta de maíz. El almirante en una carta a los reyes, informaba que había grandes extensiones de tierras cultivadas con dicha planta. Claro, los conquistadores buscaban oro, y no dieron importancia a aquella insignificante planta. El codiciado oro buscado pronto se acabó; en cambio el maíz se multiplicó y multiplicó, y así se extendió por todo el mundo. Hoy se cultiva, se procesa y se consume en todo el globo. Este importante cereal se cultiva en toda la extensión de nuestro territorio desde muchas antes de la llegada de los conquistadores. Los indios lo usaban como principal alimento; los diaguitas en el noroeste lo cultivaban, como así los guaraníes en el litoral. Las principales zonas maiceras de nuestro país son el este de Córdoba, norte de Buenos Aires y Santa Fe. Del grano del maíz se obtienen todas las sustancias alimenticias que nuestro organismo requiere, además es un excelente alimento para los animales. Los indios además de aprovechar el grano como alimento, preparaban una bebida alcohólica muy fuerte, “la chicha”. Hoy se obtiene aceite, harina y otros subproductos. Sus flores femeninas se agrupan y forman el “choclo”, son las únicas que dan fruto. Las flores masculinas se juntan en una panoja terminal, es decir, en la extremidad del tallo, que cuando maduran dejan caer el polen como una tenue nube de un polvillo amarillento; este polen cae al azar sobre las flores femeninas y las fecunda; solo así el choclo puede granar y dar una mazorca de abundantes y nutritivos granos.
Estas y otras hortalizas se cultivan en nuestro país, que nos dejan un pensamiento: ¡qué rico es nuestro suelo!”
René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
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