lunes, 23 de julio de 2007

SALVAR AL PLANETA, AHORA O NUNCA || Reto al futuro por un pasar egoísta

Editorial Año 01. 01.

La amenaza de una catástrofe ecológica golpea nuestra puerta. Está en nosotros dejarla pasar ó luchar para torcer el equivocado camino que transitamos alegremente de la mano del egoísmo.
Los avances desmedidos de las nuevas tecnologías, demasiadas ambiciosas, descontroladas, poco éticas y egoístas van creando condiciones que nos llevan a la irremediable destrucción del maravilloso equilibrio ecológico que tardó millones de años en construirse, por ende a la desaparición de toda la vida en esta fabulosa Tierra en que vivimos, el único planeta conocido para albergar vida.
A nadie escapa la gravedad de la situación ambiental que enfrenta la humanidad. Hoy estamos ante un gran desafío, un tema que no admite discusiones: la herencia que les dejaremos a nuestros hijos. La única que podrán disfrutar a pleno: un mundo descontaminado o al menos habitable.
Esta herencia la recibimos en pañales, la dejamos crecer y hoy está convertida en un monstruo enorme que no sólo amenaza el futuro, sino el presente mismo.
Necesitamos un cambio radical de nuestra conducta ambiental. El delicado equilibrio del planeta tiene leyes y las debemos respetar.
El auge de la industrialización, la expansión de la tecnología, la explosión demográfica, nos llevaron a pensar que este era el camino correcto hacia un mundo mejor, haciéndonos olvidar que mientras ello sucedía, eso mismo destrozaba nuestra Magna Casa.
Todo lo que le suceda a la Tierra les sucederá a los seres de la Tierra. Y hoy podemos escuchar el clamor, los gemidos y algunas consecuencias de la biosfera por los maltratos que los humanos –nadie más que los humanos- la sometemos a diario.
La desertización de la tierra, que avanza en forma implacable y peligrosa. Una atmósfera enrarecida. La constante contaminación de los mares, ríos y lagos, recordemos que uno de los mayores problemas que afrontará la humanidad en este siglo será justamente la escasez del agua potable.
Alimentos saturados de aditivos. Una agricultura plagada de químicos. Plaguicidas que destruyen el equilibrio del ecosistema: la alteración del clima. El temido efecto invernadero. El deshielo de los polos. La energía nuclear, que tanto mal ha hecho y hace al Globo, tanto en la parte de armamentos o con fines pacíficos, como muestra Chernobyl, que arderá por algunos siglos, y que la caparazón creada para contener las fugas apenas y con suerte soportará unos 30 años. Es que el hombre creó un monstruo pero no le creó su jaula. El deterioro de la capa de ozono, tan necesaria para la vida misma.
Estos son algunas de las perlas que el hombre y nadie más que el hombre produjo a nuestro bello planeta.
Por mucho tiempo hemos pensado que la naturaleza era algo inagotable, gratuito, y hoy podemos asegurar que es todo lo contrario: es agotable, cuesta mucho mantenerla, y es temporal pues es frágil, muy frágil, y la estamos empujando a su destrucción, y con ella irá la vida planetaria en su totalidad.
El hombre es el único ser vivo del planeta que en su grado de evolución y conocimiento es capaz de alterar ciertas reglas sagradas de la naturaleza.
El error, por desconocimiento, por intereses mezquinos, por comodidad, o por lo que fuere, fue pensar que los problemas ecológicos producidos por los humanos, la Tierra con su inmenso poder de absorción se regeneraría, pero no fue así, no está preparada para absorber los daños humanos. O que debían ser solucionados por ecologistas, por especialistas, por leyes, o simplemente eran hechos que no nos concernían o sucedían muy lejos de nosotros.
Si miramos este panorama desolador, pensaríamos que estamos frente a una utopía: cambiar el rumbo del camino nefasto que sigue la humanidad.
Estamos preocupados, sí, muy preocupados porque el daño es enorme, más del imaginado. Muchos de los grandes desastres ecológicos, poco podemos hacer, más que alguna mera protesta o preocupación, dado que son de casi inalcanzable solución por la magnitud y sobre todo por las poderosas potencias que los generan, pero esto que parece una utopía es realizable si empezamos por lo nuestro, lo que nos rodea: arreglar nuestra casa chica; es entonces que la utopía ya no será tan utopía, porque podremos pensar, exigir, actuar sobre aquellos con mayor peso y más conciencia.
Una playa está compuesta por millones de granos de arena, por lo tanto esa playa se hace grano a grano; cada uno de nosotros debe aportar el suyo, y así contribuir a construir la playa.
¿Cuál es nuestro grano de arena?
Si vivimos cerca de un río, un lago o mar, tratarlo como tal y no usarlo como pozo ciego.
Uno de los problemas que enfrenta la humanidad es la basura. Ya no pasa con buscar alternativas de qué hacer con ella, sino en cómo reducir el nivel de consumo de basura no biodegradable, dado que intentarlo es enfrentarse a poderosos intereses.
Aceptar comprar lo indispensable en envases no retornables, al igual que buscar alternativas para no recibir cantidades incontrolables de bolsa plásticas en los supermercados y otros negocios. Arrojar la basura en los lugares que correspondan. Usar el auto lo indispensable al igual que la electricidad. No derrochar el agua potable, “Agua que no has de beber, cierra la canilla”. Promover la forestación.
Más progresamos, más ensuciamos. Si no ponemos límite a esta pesadilla nuestros hijos vivirán sobre nuestra basura.
Si tomamos en cuenta que en los próximos 30 años la población mundial crecerá un 45% aproximadamente, y si seguimos este camino, o sea vivir del planeta y no convivir con él, no nos quedan más que unos 100 años de biosfera.
Falta concientización, no hay dudas, pero esa falta es en la sociedad en conjunto: empresarios, como los grandes generadores de basuras contaminantes, que tomen conciencia que ellos son parte de este planeta. Las autoridades quienes deben fijar y hacer cumplir un orden. Los partidos políticos, cuyos hombres serán los encargados de crear las leyes, deben tomar conciencia y en las listas de candidatos deben incluir ecologistas o medioambientalistas para que luego estén al frente de la Comisión de Medio Ambiente, y no que ésta entre en el reparto de cargos y a nivel nacional la Secretaría de Medio Ambiente debe estar al frente una persona idónea y no que la ocupe alguien que sea mero administrador político, de esta manera se evitaría los tremendos errores de permitir basura dañina para ser depositada en nuestro país y otras barbaridades, porque el medio ambiente no se negocia. Al usuario común - el ama de casa, el jubilado- cumplir con las ordenanzas y vigilar a otros para que también las cumplan. Crear una conducta ecológica consumiendo menos basura innecesaria.
La naturaleza es el tesoro de este bello planeta. La inteligencia lo convierte al hombre en amo pero no en dueño de la Madre Tierra. Por eso tenemos la capacidad de elegir nuestro propio destino y la de decidir impunemente el destino de la diversidad biológica.
La gravedad es tal que las denuncias, los mensajes, las protestas sobre los daños a los que sometemos a diario a nuestro querido y único planeta, no son suficientes. Es hora de juntarnos todos traspasando religiones, razas, banderías políticas, apetencias personales y darnos las manos para abrazar al Globo, en un abrazo de protección, de coraza, de cuidado. Así podremos mirar a los ojos a nuestros hijos y decirles que estamos luchando para dejarles la mejor herencia, la única que podrán disfrutar a pleno: un mundo descontaminado. Caso contrario, si seguimos empecinados en continuar por este nefasto camino, les dejaremos como herencia un distintivo negro, para que luzcan en sus pechos, y el funeral anunciado, donde como mudos testigos asistirán el Sol, la Luna, las estrellas y la inmensidad del universo, contemplando un planeta desértico; un planeta que fue bello, hermoso, un planeta que fue único llamado Tierra.



René Darán. Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

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