lunes, 23 de julio de 2007

Orquídea

En el mundo de las plantas que florecen, la que produce mayor admiración y encanto, por su belleza y personalidad, sin lugar a dudas es la orquídea.
Para el horticultor ésta es su mayor preocupación. Desde el siglo pasado, aficionados han pagado pequeñas fortunas por algunos especimenes encontrados en las montañas o junglas de países lejanos.
Existen muchos tipos de orquídeas (Paphiopedilum Cypnopedium fairiecanum, Miltonia spectabilis moreliana, Cymbidiums, etcétera), algunas son especies terrestres, es decir viven naturalmente en el suelo, otras son epifíticas y viven en ramas de árboles y lugares similares. Estas flores son únicas en su tipo, tienen unas partes abultadas en la base de los tallos llamadas pseudobulbos, en los que almacenan agua y a medida que la planta crece se ajan y son reemplazados por otros nuevos; la flor tiene siempre tres pétalos y tres sépalos, uno de los pétalos se alarga formando un labio por encima de lo que es la columna, el pistilo y los estambres, generalmente este labio tiene un colorido diferente a los demás y suele ser la parte más grande de la flor.
El mecanismo reproductor de la orquídea es muy singular, ya que en lugar de las partes masculina y femenina (estambre y pistilo), que normalmente están separadas en otras especies, en ésta forman una sola estructura llamada columna. Por esta causa no fue sino hasta mediados del siglo pasado que se llegó a entender el método de reproducción de éstas plantas, lo que constituyó un paso vital para poner en práctica métodos de hibridación.
Al eminente botánico, especializado en orquídeas, John Lindley, se le debe la clasificación sistemática de estas plantas en géneros y especies, sobre la hibridación.
En el siglo XVII las orquídeas eran llevas a Europa, desde los trópicos, por marinos, pero por los métodos de cultivo que se utilizaban, calefaccionando los invernaderos con agua hirviendo, resultaba prácticamente imposible su comercialización.
A partir de 1830 fueron enviados a zonas tropicales de Asia y América hombres especializados para recoger orquídeas y otros tipos de plantas, lo hacían para particulares o cultivadores comerciales, en algunos casos estos recolectores eran despiadados en su tarea, ya que, o tomaban muestras de todas las especies que consideraban peculiares, las que podían sumar decenas de miles, o bien sólo recogían unas pocas y destruían las demás para mantener su carácter de singular, pues por un ejemplar de éstos llegaban a pagarse sumas fabulosas de dinero.
Esta extraordinaria cacería llegó a su fin cuando un científico americano, Lewis Knudson, descubrió el modo de hacer crecer las orquídeas a partir de semillas en frascos estériles de jalea nutritiva, sin el crecimiento fúngico normalmente necesario.
La familia de las orquídeas acoge la séptima parte de todas las especies de plantas con flores del mundo entero, por ello no debe sorprender que contenga ejemplares tan fascinantes. Hay brotes diminutos que necesitan ser estudiados con cristal de aumento, y otros de hasta 40 centímetros de ancho. Hay especies con un brote solitario en un tallo único, y otras con docenas de pequeños brotes arracimados.
Algunas orquídeas viven en la naturaleza a miles de metros sobre el nivel del mar, mientras que otras habitan en zonas pantanosas.
Hay orquídeas salvajes en la mayor parte de Europa y Norteamérica, mientras que los tipos australianos viven totalmente bajo tierra. Algunos capullos de orquídeas huelen muy bien, mientras que otros carecen de fragancia o incluso despiden un olor nada agradable.
Probablemente hay unas 25000 especies de orquídeas, y como resultado de su capacidad única para hibridizar, tanto en su medio como en cultivo, se conocen más de 50000 tipos híbridos. Incluso entre miembros de la misma especie puede haber gran variación.
Actualmente y con los métodos de calefacción que se utilizan, ya sean centrales o controlados por termostatos y ayudados por una buena iluminación, es bastante normal encontrar orquídeas en un invernadero y aun en una sala de estar y gozar con las ventajas de estas plantas únicas y magníficas. El pensar en un presente distinguido, en una ocasión inolvidable, sin dudas sólo puede estar asociado a una flor, la orquídea.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

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