lunes, 23 de julio de 2007

Algarrobo blanco

Madera estable y dura

Una tierra, la de nuestro país, inconmensurable y hermosa, que se extiende desde la quebrada de Humahuaca hasta los hielos de la Antártica y desde el río de la Plata hasta la cordillera de los Andes, con grandes y variadas zonas boscosas, vasta extensiones de tierras aptas y climas excepcionales para el desarrollo del árbol. Tierra que a pesar de la generosa naturaleza, necesita, sin embargo, el esfuerzo del hombre para su mayor aprovechamiento.
Tierras boscosas que se extienden desde las lujuriantes selvas subtropicales de Misiones, Salta, Jujuy y Tucumán, hasta la frígida región fueguina. Donde colosos formidables como el “palo rosa”, el “lapacho”, el “cobil” o “nogal”, lucen sus soberbios ramajes; el “quebracho”, el “molle”, el “algarrobo”, el “caldén”, el “ñandubai”, el “tala”, nos recuerdan la rudeza y bondad de nuestra estirpe; los “alerces milenarios”, los “cohihués” orgullo de la florestaandino-patagónica, nos hablan de un armonioso equilibrio natural que es preciso conocer, conservar y amarlo.
Faltan en nuestro país, una verdadera conciencia “forestal”, que implique un mayor amor al árbol y un plan para cubrir el territorio con especies adecuadas para usos industriales, ya para apuntalar el equilibrio biológico o para gozar del subproducto de color, vida y belleza que nos brindan.
Una de las especies indígenas de mayor distribución geográfica, ya que integra parte de la formación del monte xerofilo que también se extiende a la formación tucumano-boliviana, al parque chaqueño y al parque mesopotámico, es el algarrobo blanco. Pertenece a la familia de las leguminosas, su familia minosoideas.
Conocido también como “algarrobo” e “ibopé moroti”, en guaraní lo llaman “bopé pará”, que significa árbol puesto en el camino para comer. Y en quechua “yaná tacú” y “pata” en diaguita.
“Algarrobo”, su nombre vulgar, fue dado por lo conquistadores españoles por su similitud con el algarrobo europeo.
Características
Árbol de tamaño mediano, de 1,15 metro de alto por 1 metro de diámetro. Su copa globosa alcanza 1,10 metro de diámetro.
Hojas caducas compuestas, bipinadas, de unos 10 centímetros de largo; foliolos opuestos, normalmente insertos a 2 milímetros de separación entre sí.
A pesar de ser sus flores hermafroditas, su polinización es alógama o cruzada, por tener floración protógina, o sea que se expanden de cada flor los órganos femeninos antes que los masculinos.
El viento y los insectos son los portadores del pólem, desde las antenas de una flor a los estigmas de otras.
Sus frutos son vainas de unos 20 centímetros de largo, blanco-amarillenta, con semillas de unos 7 milímetros de largo de color castaño; éstas son muy apetecidas por los animales.
La corteza del algarrobo blanco es delgada, pardo-grisácea, estriada, con surcos débiles.
Su albura de tono blanco-amarillento, es fina, y una vez cortado, a medida que pasa el tiempo se oscurece.
Madera pesada, algo más liviana que la del algarrobo negro; su textura va de mediana a gruesa y es poco veteada.
Usos
Duramen de muy buen comportamiento en el secado, que le da buena estabilidad en sus dimensiones, permitiendo justeza en trabajo especiales, como por ejemplo en clises, hormas, bases para sellos, parquet, etc.
Debido a su permeabilidad y disminución por pérdidas originadas en evaporación, ha reemplazado en gran medida, en tonelería, al roble europeo.
En intemperies su madera es muy durable, de buen cepillado, obteniéndose buena terminación en muebles rústicos y pesados; toma bien el lustre y el barniz.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

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