lunes, 23 de julio de 2007

Tipa blanca

La tipa blanca tiene su hábitat especial en el noroeste argentino, desde Catamarca hasta la frontera con Bolivia, pero este detalle no quita que este casi gigante (sobre todo por su altura, que puede alcanzar los 40 metros) se pueda desarrollar excelentemente en otras zonas que al parecer también le son propicias.

En nuestra ciudad, en nuestro parque Independencia, se encuentran los ejemplares más añejos de tipa blanca mezclados entre la gran variedad de árboles y plantas florales. Incluso, se los ve en algunas de nuestras avenidas –bulevar Oroño es una- y más fácilmente se los detecta en su temporada de floración, cuando el mando amarillo que los corona decide tomar la forma de una alfombra y cubrir las veredas.
La tipa blanca es de las familias –una gran familia dicho sea de paso- de las leguminosas y su nombre es Tijuana tipu. Entre otros ejemplares como laureles, cedros o paracaes, la tipa se destaca no sólo por su altura sino por su corpulencia y la elegancia de su porte conspicuo. Su cuerpo en los ejemplares medianos es de 1,60 m de diámetro y sobresalen dentro de su rectitud sus gruesas ramas que son llamativamente flexuosas. Su corteza es agrietada y gris y, dada la característica de su fortaleza, la tipa es la planta de las otras plantas. Esto último parece extraño pero no lo es. Las plantas epífitas (que viven en las otras, de las otras, sobre las otras), que son innumerables y algunas de ellas extremadamente dañinas porque secan la rama donde se apoyan, tal el caso del aparentemente inofensivo clavel del aire, no le hacen mella a la tipa y allí pueden desarrollarse normalmente. Hay gran variedad de estas plantas que hacen de la tipa blanca su “nido de protección y alimento”.
Hay ejemplares que se los ve cubiertos de otras plantas epífitas, sin que la tipa muestre molestias por sus “amigas intrusas”.
Frutos: Quién no ha encontrado en los parques una especie de ala marrón con un pequeño bultito en una de sus esquinas? En la temporada posterior a la floración es común, y esa es la semilla de la tipa, de 1 cm de largo por 15 a 28 mm de ancho.
La apariencia del ala es leñosa y su delgada lámina castaño grisácea es atravesada por pequeños hilos o nervios más gruesos que el espesor del ala. En todo el borde del ala se acentúa su grosor que suele ser extremadamente duro al manipuleo. Las semillas en sí (no el ala, que es su envoltorio protector), son pequeñas y oblongas, y se alojan en los compartimentos del ala en número de tres o cuatro.
Decíamos más arriba que el cuerpo de la tipa, es decir sus ramas, son gruesas y flexuosas, casi ondulantes, y esta característica hace del árbol una gran copa, densa y redondeada.
Su corteza es pardo grisácea, extremadamente resistente y requebrajada longitudinalmente. Sus figuras paralelas suelen dividirse en placas resistentes y si se daña el tronco éste exuda una resina de color rojizo que al contacto con el aire se solidifica cerrando la herida.
Hasta ahora el aprovechamiento de la tipa blanca no ha sido profundizado a pesar de ser, su madera, dura. Uno de los inconvenientes, que imaginamos, es la ondulación extraña de las ramas y los troncos, y esto determinaría un aprovechamiento específico. En otro orden de cualidades, hay una que es histórica: se realizan en la actualidad gran cantidad de excursiones turísticas para contemplar a estos colosos de antaño, tal el caso de los de Tipa Grande y Rosario de la Frontera (Salta). Hay, también, una “Tipa de la Independencia” que fue testigo de la jura de la bandera nacional por el ejército auxiliar del Perú, el 13 de febrero de 1813. lamentablemente, el árbol desapareció, no obstante el sitio quedó bautizado y la toponimia le dio a la tipa un lugar que bien se merece.
Los ejemplares magníficos de Tipa que adornan la avenida central del parque Independencia fueron traídos del norte argentino cuando el intendente Lamas cristalizó su iniciativa.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

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