lunes, 23 de julio de 2007

Tortuga de agua

¿Quién de nosotros, los que vivimos en esta ciudad, o turistas que la visitan, no hemos concurrido al Jardín Zoológico, que se encuentra en el parque de la Independencia, y en uno de los cercos destinados a las tortugas de agua, que hacen el deleite de chicos y grandes, con sus movimientos lentos, su nadar suave, o viéndolas dormitar al sol apiladas unas sobre otras?
La tortuga ha despertado la curiosidad en el hombre desde antiguos tiempos, por su gran resistencia y antigüedad sobre la tierra. Por eso, a lo largo de tantos años se han acumulado gran cantidad de datos y observaciones sobre los distintos tipos de especies y géneros de estos reptiles prehistóricos.
Dentro de estos tipos de especies, encontramos a la tortuga de agua, que en la Argentina es habitante permanente de las charcas, lagunas, esteros, y de las riberas del Paraná. Esta tortuga prefiere aguas calmas, claras y de abundante vegetación (juncos, camalotes, repollos de agua, lentejas) donde caza la mayor parte de sus alimentos, que pueden ser renacuajos, insectos, peces, roedores y pichones de aves; también consume cualquier presa muerta. La tortuga come unos 6 meses del año, que comprende el período de calor, después ayuna los 6 meses de frío: este ayuno lo logra gracias a las reservas de grasas que posee en su organismo.
Para atrapar la presa, la tortuga se basa en su vista y olfato: ubica la víctima, se acerca suave y lentamente, cuando está en posición, rápidamente estira el cuello con su boca abierta y muerde fuerte. Si lo cazado es pequeño lo traga en forma rápida, pero se es grande lo desgarra con su pico y las uñas de los miembros delanteros.
Las tortugas de agua son buenas nadadoras: poseen un diseño hidrodinámico comprimido en la parte dorsal y ventral, las extremidades achatadas hacia atrás; entre los dedos poseen membranas que facilitan y le dan mayor rapidez para desplazarse. También tienen excelentes aptitudes para caminar en tierra firme, la velocidad, si bien es menor que en el agua, es superior a la de las tortugas exclusivamente de tierra.
Son de costumbres diurnas: todas sus actividades las desarrollan de día. Por las noches o en época de frío buscan refugio bajo el agua, debajo de algún tronco sumergido, o se entierran unos 10 centímetros en el barro del fondo.
Estas tortugas tienen hábitos sociales muy apacibles; en invierno suelen reunirse gran cantidad de ellas junto a los troncos sumergidos y en verano en grupos numerosos para calentarse al sol. Generalmente no se producen grescas entre ellas. Comparten sin mayores problemas su hábitat con otras especies de animales, como ranas, roedores, aves, culebras acuáticas, y con otras clases de tortugas acuáticas. Sus principales enemigos son: el yacaré, la cigüeña, que come sus huevos y crías, etcétera.
Las tortugas de agua tienen un caparazón de unos 37 centímetros de largo, por 30 de ancho y 10 de lato, de color verde oscuro oliva o gris; su cabeza es grande, subtriangular y globosa, terminando en un pico en forma de herradura.
La época de reproducción de las tortugas de agua es en pleno verano. Comienza cuando un macho se acerca a la hembra que está flotando en el agua, luego inician una persecución, subacuática: cesa cuando entabla la pareja; luego la hembra va a fondo del agua donde tendrá lugar la cópula; seguidamente la hembra saldrá del agua para buscar el terreno adecuado, que será en algún sector ribereño desprovisto de vegetación, húmedo y bien iluminado para hacer el nido. Con las patas traseras cava un hoyo de 9 centímetros por 7 y por 10 de profundidad; terminado, desova adentro y luego lo tapa, para quedar ella cerca, desde donde lo vigilará celosamente. La postura es de 5 a 22 huevos, son de color blanco, muy lisos, casi esféricos, de unos 3 centímetros de diámetro, y su cáscara es muy dura (bien calcificados).
Cuando nacen, los pichones tienen unos 4 centímetros de largo por unos 3 de ancho, rápidamente se dirigen al agua, donde encuentran seguro refugio, alimento adecuado (pequeños insectos, caracoles chicos, etcétera). Apenas nacidas las crías ya se valen por sí solas.
Algunos lugareños cazan a las tortugas de agua con fines alimenticios; generalmente las asan con el caparazón, también hacen sopa de tortuga, pero lo que consumen en gran cantidad son los huevos.
Las tortugas de agua son muy útiles, ejercen una vital importancia, dada la gran cantidad de animales muertos que consumen, mantienen las aguas limpias, evitando así la descomposición en el medio ambiente.



René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

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