lunes, 23 de julio de 2007

Puma

Estos dos felinos, habitantes de nuestro suelo, generalmente en nuestras pampas – en otros países con ligeras variantes subsisten en zonas boscosas e inundadas- son peligrosos, astutos y dueños de una particular belleza.

El puma (león americano, puma con color), es un animal de extensas áreas, desde el sur de Canadá hasta las zonas meridionales del continente. En nuestro país se encuentran los ejemplares más grandes quizás debido a un terreno alto, rico en presas y árido, hechos éstos que conforman una especial geografía para su desarrollo y supervivencia. Hay también ejemplares que habitan la cuenca amazónica, pero su tamaño es más pequeño, no obstante conservar todas las características de los mayores. Si bien puma es su nombre indígena, establecido por Jardine en 1834, también en ciertas zonas americanas los criollos lo llaman león. Entre las particularidades de este ejemplar se encuentran su tamaño – es un felino de los grandes- y suele hasta tener un metro veinte de largo, 65 cm de alzada y de cola. Carece de melena y es el único de los felinos que maúlla. Su color es marrón claro, casi rojizo, a veces amarillento – en algunos lugares se da el caso del mimetismo con su área, los pajonales de nuestras extensiones- y de un pelaje espeso, corto, que solo se le aclara en el vientre. Es errante y nocturno y por excelencia un andador que puede recorrer varias leguas por la noche.
Ni él, no tiene – como en la mayoría de su especie- preponderancia su sentido olfativo, pero si su capacidad auditiva. Le huye al hombre y al perro, y si los ataca esta excepción se debe a su acorralamiento. Entre sus virtudes físicas trepar es una de las que le permite conseguir presas fáciles; es el caso de los monos, pero también cuenta con vigor y ligereza cuando se avistan guanacos, venados y ñandúes, sus víctimas preferidas.
En nuestro país ha sido muy combatido por considerárselo sanguinario. Entre sus costumbres se cuenta la de matar a varios animales, ovejas por ejemplo, y convertido en vampiro con cuatro patas se lame la sangre que le apetece más que la carne. Cuando son sus presas animales más pequeños come partes solamente. Si bien todavía no se habla de exterminio total de esta especie no se debe casualmente a la predisposición del hombre sino a que el puma tiene una buena procreación. La hembra necesita tres meses para parir, generalmente dos ó más cachorros. Excepcionalmente las primíparas suelen matar a sus crías, y prefieren los lugares secos, salvajes y rocosos para la crianza de su prole.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
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