lunes, 23 de julio de 2007

Carpincho

Su carne es una buena fuente de proteínas, su cuero tiene en el mercado un buen precio, es aparentemente feo como la mayoría de los roedores – el carpincho es además anfibio, y tener las orejas, los ojos y el hocico en la parte superior de la cabeza es una de sus armas ( puede nadar y hasta sumergirse) de defensa- y un animal que el hombre ha convertido en huidizo. Se lo encuentra en Panamá hacia el sur, por el oriente de la cordillera de los Andes llega hasta Bolivia, Paraguay, y en nuestro país prácticamente es habitante de todo el Litoral.

Cuando la caza del hombre no lo pone en peligro, el carpincho ( hydrochaeris) es un roedor tranquilo, suele vagar en grupos de 10 a 12 carpinchos, se alimenta de hierbas y pocas veces – una de las razones es el peligro- se le escucha su pequeño ladrido. Es de los roedores el más grande y se lo cuenta como apetecible. Ya para e criollo era importante su carne y su cuero con el cual cubría parte de la montura, pero en la actualidad no se lo caza despiadadamente por la primera cualidad sino por la segunda.
El habitat preferido del carpincho es cerca de los ríos, esteros, lagunas y charcos, pero siempre que la vegetación no se encuentre a demasiada distancia. Su aspecto somnoliento ha hecho pensar que este roedor – de 65 kilos por lo general y que procrea tres veces cada dos años- es un animal tonto, no obstante su caza es casi imposible sin armas de fuego ó trampas. Es de suponer que al no encontrarse acosado quizás no sería lo nocturno que es, dado que la noche y las malezas lo protegen de manos no siempre racionales. Si se lo encuentra de noche son más confiados y hasta el hombre puede acercársele; en estos casos se oye como si hablase, una especie de murmullo especial, y este es el modo de mantenerse en contacto con sus pares.
En nuestras islas, las que se encuentran justamente frente al Monumento a la Bandera, hay todavía una apreciable cantidad de este animalito simpático, de ojitos estirados y casi indiferente; pero también en este sitio es para los lugareños fuente de dinero y de alimento.
En algunos países – Venezuela por citar un ejemplo- han intentado el aprovechamiento racional de la especie por su carne con buenos resultados, pero son pocos los amigos de este roedor gigante, tranquilo y herbívoro. Quizás solamente el Picabuey sea el único de sus amigos y es esta amistad por mutuo beneficio. Esta ave de la familia de los tiránidos ( machetornis rizosa) se alimenta de los pequeños insectos del carpincho que los tiene a montones. Se suele ver a estos amigos interesados – uno porque come y el otro porque se evita rascar- pasear juntos hasta que el carpincho decide darse un baño, y solamente se despide el Picabuey cuando aquel se sumerge totalmente.
En otros tiempos el carpincho tenía otros enemigos; el yacaré y el jaguar, pero en la actualidad el hombre se ha puesto a suplantarlos y hoy – aún en los lugares donde abundaban, las islas- se comienza a considerar como cierto su exterminio. Tiempo atrás la caza de este roedor se había puesto de moda en las orillas del Río de la Plata como otro nuevo deporte; hoy, en ese mismo lugar sólo se encuentran las ratas como sus únicos parientes que lograron sobrevivir.
Sin embargo, el hombre continúa en esa faena redituable, a veces ingenuamente deportiva, y sin querer reconocer ó no intentar pensar que él es también un ser que debe y deberá seguir viviendo dentro del cosmos ecológico y que, cuando este se rompa ya será muy poco el tiempo para detenerse a conseguir mejores resguardos.


René Darán
Fuente: Diario La Capital. Sección Flora y Fauna de Nuestro País /1984/87
Director EcoNews
rene@eco-news.com.ar

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